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OPUSCULO ‘
SOBRE HIGIENE DE LOS NlMS
y>
POR
^0@LF@ 1B1ÍIL
DOCTOR EN MEDICINA,
▼ICE - PRESIDENTE DE LA JUNTA DE HIGIENE,
MÉDICO DEL HOSPITAL DE CARIDAD ,
CABALLERO DE LA LEGION DE HONOR.
MONTEVIDEO.
imprenta tipográfica á vapor, ealle de las Cámaras número 41.
I
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Na/ 5
0 9 i ‘b-Zo
/
MINISTRO DE HACIENDA
Usted que ha socorrido la infancia siendo Presidente de la Comisión del
Hospital, que estableció un asilo para los Huérfanos desamparados durante la
epidemia que eu 1857 diezmó nuestra población :
Reciba este homenage.
BRUNEL, D. M.
La Comisión Extraordinaria Administrativa de la Capi-
tal, considerando de suma utilidad para las familias, las
instrucciones higiénicas del D r Brunel, publicadas en va-
rios números de la Tribuna , ha dispuesto su reimpresión
con las agregaciones hechas por el autor.
PRÓLOGO.
Después de haber publicado mis Consideraciones sobre
higiene en general , he creido importante el ocuparme de
la higiene de los niños cuya mortalidad es tan considerable
en este país.
Nuestro objeto en este trabajo, es indicar el modo mas
conveniente que debe seguirse para la educación física de
la infancia, manifestando las verdades prácticas que consti-
tuyen la verdadera regla de conducta ignorada por las per-
sonas á que son esencialmente destinadas, es decir, á las
madres de familia que tanto necesitan conocerlas.
Alejar los curanderos de la cuna de los niños, y facilitar
á los médicos el estudio difícil de las enfermedades de esos
seres delicados, designando las enfermedades en todos
los periodos de la infancia, ha sido mi principal fin.
Disponiendo los materiales en cierto orden, he podido
deducir las consideraciones prácticas que de ellos se des-
prenden, y talvez conseguiré interesar á las nodrizas y á
las buenas madres de familia, á punto de hacerles com-
prender concienzudamente los deberes de su condición,
aumentando su amor á las cargas que les ha impuesto la
naturaleza.
.
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■
JUICIO DE LA TRIBUNA.
Higiene de los niños.
Es indudable que el clima de los distintos países, influye
poderosamente en el desarrollo de la organización humana.
Y también es innegable que raros son los pueblos que po-
seen climas mejores que los nuestros.
En aquellos la ciencia tiene que suplir lo que la naturale-
za les niega.
En estos, la ciencia no hace sino ayudar á la naturaleza
escasamente.
No obstante; la falta de educación intelectual en las ma-
dres de familia de estos países; la escasa instrucción que la
mujer recibe en nuestros pueblos, les hace tropezar con un
escollo en el hogar doméstico.
Ese escollo es la primera lamentación del hijo que se en-
ferma en sus brazos y para quien no tiene sino amor que
darle, pero ninguna ciencia para arrebatarlo á la enferme-
dad.
¿Quién, pues, podrá interesarse mas en la conservación de
los niños que aquellas que se denominan madres?
¿A quién puede interesar mas la salud del hogar domés-
tico que á aquella que con su amor lo llena?
¿A quién le conmueven mas las lágrimas del hijo que
anuncian un padecimiento, sino á aquellas que se apropian,
ese dolor y luchan moralmentc con la triste alternativa de
amarlo y de salvarlo?
— 8 —
¿Cuantas madres de familia, es decir, fuera del alcance de
los facultativos, ven morir á sus hijos, sin que estos para, su
salvación tuvieran mas necesidad que de una leve instruc-
ción en quienes les dieron el ser?
Ademas, laclase menesterosa de la población; la que está
en la imposibilidad absoluta de recurrir á la ciencia de un
facultativo para librar ásus hijos del yugo de las enferme-
dades; ¿es justo que deje perecer sus hijos por no tener la
grata tarea de tomar esas cartillas que les dan reglas y les
prescriben un método para la conservación de la familia?
Culpa de la negligencia, mas bien que de las enferme-
dades, es la muerte de tantas criaturas en nuestros climas
inmejorables.
Las madres de familia deben, pues, leer lo que prescribe
la ciencia para la higiene del bogar doméstico.
Economizarán lágrimas y no verán con tanta frecuencia
estrellarse su amor en la falta absoluta de conocimientos
higiénicos.
El Dr. Brunel se ha impuesto la tarea de ilustrar á las ma-
dres de familia, publicando, bajo el epígrafe que encabeza
estas lineas, un método fácil y á la altura de todos, en el
que prescribe un cierto número de reglas, cuya observancia
podrá evitar infinitas enfermedades.
El Dr. Brunel ha querido con esto introducir una mejora
positiva en beneficio de nuestra población.
fia atendido á una exigencia que se hacia necesaria y que
su trabajo ha venido á poner de relieve.
Esta tarea tiene un doble prestigio; el que le dá la ciencia,
y la autoridad de quien la hace, garantida por una larga
esperíencia.
Recomendamos, pues, á las madres de familia, la betura
y aprendizage de este sencillo método publicado en la Tri-
buna por el Dr. Brunel.
OPUSCULO
SOBRE
La ciencia es la que contribuye á mejo-
rar á la humanidad; ella eleva al hombre,
y lo pone en estado de producir cosas
estraordinarias; — es así, que una sola
planta descubierta por el naturalista, pue-
de cambiar la faz económica de un pue-
blo, dando nacimiento á una industria que
vá á alimentar una porción notable de la
humanidad.
Si el hombre trae al nacer una organización que las mas
veces decide de su temperamento y de su constitución,
ese ser es por otra parte susceptible de recibir numerosas
modificaciones por la acción de causas esteriores, de las
cuales le ofrece mil ejemplos necesarios é inevitables, la
misma naturaleza en que ejerce sus órganos. En la prime-
ra edad de la vida es cuando puede adquirirlas, pues en-
tonces son nuevas todas las impresiones, la organización
posee toda su flexibilidad, y el alma reéibe el primer mol-
de, profundamente conmovida por la novedad de los ob-
jetos.
Las impresiones de la infancia no se olvidan jamás; —
cambian hasta las inclinaciones naturales de los ani-
males.
10
La fuerza de la primera educación se sobrepone á las
instituciones de un país. No es el clima lo que forma los
hombres, ni tampoco son las leyes; el cambio que mira-
mos en los pueblos de la tierra, sus costumbres y opinio-
nes tan opuestas, solo provienen de la dirección que se
imprime á la primera edad. La semejanza de carácter que
se observa á veces entre el padre y el hijo, débese no á
una disposición nativa, sino al resultado de las primeras
impresiones recibidas. El amor á la patria no nace del sis-
tema republicano ni del brillo de los puestos elevados,
pero sí de la localidad donde hemos nacido, donde hemos
amado, balbuceado las primeras palabras y recibido las
primeras caricias ; así pues aquello que ha inspirado nues-
tro primer afecto será digno también de nuestros últimos
homenages, y las inclinaciones de la infancia exigen una
buena dirección, tanto para la salud como para el desarro-
llo de la inteligencia.
La debilidad de la infancia, los peligros que rodean su
cuna, los cuidados constantes y prolongados que exigen,
las gracias naturales que la acompañan, la inocencia de
su lenguage, y todas las esperanzas que le son peculiares,
son otras tantas circunstancias, propias para motivar el
interés que inspira esta edad de la vida. También, desde
mucho tiempo nuestra atención se ha fijado sobre todas las
cuestiones que se relacionan con la educación d«s la edad
primitiva. Y liemos buscado hasta reunir en este artículo,
todos los documentos que una observación esclarecida ha
podido procurarnos; recorriendo la estadística de la mor-
tandad de la población de Montevideo, hemos visto que
sucumben muchos niños desde el nacimiento hasta la
edad de siete años, y que de esta mortalidad igualada casi
á la de la edad adulta y de la vejez son causa los especí-
ficos preparados en Norte-América, los que nos vienen de
Europa y que los niños toman en grandes cantidades.
— II
Los curanderos, ó el charlatanismo , este monstruo que
se echa con preferencia sobre los niños, nos devora todos
los años la mayor parte de ellos; cada uno que nos lleva es
una familia destruida, es la esperanza de generaciones fu-
turas.
Los profesores del arte médico están confundidos con
los que no tienen la menor nocion de él; los necios é ig-
norantes juegan con la vida délos hombres; el empirismo
mas peligroso, el charlatanismo mas desvergonzado, abu-
san por todas partes de la credulidad y de la buena fé.
Pululan en la campaña estúpidos curanderos, y las ciuda-
des están infestadas de charlatanes que prodigan el vene-
no y la muerte con una audacia que no se puede reprimir.
Los hombres que ejercen ilegalmente la medicina se en-
cuentran en todas las clases de la sociedad; los unos hacen
creer á una madre desolada que su hijo ha recibido el mal
de ojo ; si és un herrero, si ec un zapatero viene con las
manos callosas á fregar los miembros del enfermito y á
administrarle remedios de su preparación. Otros elojian
al Le Roy y administran en gran cantidad este remedio
violento á niños débiles y dicen que cuanto mas se toma
mas se limpia; otros compran frasquitos á seis vintenes y
los venden á madres infelices á patacón. — ¡Cuántos padres
de familia no tienen una farmacia homeopática en su casa
de la que disponen, ellos mismos, para sus hijos! Los hi-
drópatas emplean el agua fria, y la aplican á los niños de
tierna edad, como á los septuagenarios. ¡Cuántas pulmo-
nias producen sin saberlo! Irigoyen es una de sus víctimas
recientes. Lo peor es, que hay al frente de estos curande-
ros, un monstruoso Janus ó cabeza de zorro y de lobo que
con los ojos vendados lleva la bandera muy alta y abre
por todas partes las puertas al charlatanismo, burlándo-
se de las leyes del país, prostituyendo públicamente la
medicina. Todos estos hombres á quienes la profesión no
12 —
les dalo bastante para mantenerse, aplican la codicia y la
especulación al nombre de caridad ¡(l).
¡Cuándo llegará el dia en que la importancia de la vida
física y moral del pueblo no será una quimera, merecien-
do la atención de las autoridades, las garantías de segu-
ridad y de porvenir de los ciudadanos!
El estado moral de la soci dad no modifica por sí solo
la salud pública. El legislador, el moralista, el filósofo, ei
médico deben concurrir todos en su esfera á corregir
los defectos de la especie, ala represión de los vicios, á la
curación de los males de cada miembro de la sociedad Es
preciso no olvidar que la sabiduría, en la desmoralización
délos pueblos, influye poderosamente sobre las produc-
ciones de las condiciones físicas en medio de las cuales
viven.
Sin embargo, les toca mas al legislador que á los otros
constituir el equilibrio social entre lo justo y equitativo y
lo inmoral y recriininativo. Si la sagrada misión de los
que están llamados á ser los fieles intérpretes de esas mis-
mas leyes, no fuese otra cosa que un vano é ilusorio nom-
bre, bien poco tendría que esperar la sociedad de sus go-
bernantes, que aparecerían lanzando á la humanidad el
mayor ultrage que podi ia hacérsele.
Todas las sociedades, aun las menos cultas del globo,
conservan sus leyes que las garantizan mas ó menos, se-
gún el grado de civilización que las distingue y garantiza.
¡Qué misión mas grande y sublime puede igualarse á la de
(1) Veanse las penas severas decretadas por el Rey de España el
21 de Noviembre de 1737, consideran:';» como muy grave el delito
de inclusión en el arte de curar, y de muy funestas consecuencias:
« Los que ejerzan sin títulos legítimos las profesiones de médico
y cirujano incurren por la primera vez en 500 ducados de multa y
el estrañamiento del lugar de su residencia á diez leguas en con-
torno; por la segunda, en destierro de la provincia y 2000 ducados
de multa, por la tercera en 2000 ducados y seis años de presidio.
13 —
un gobierno ilustrado que vela constantemente por la se-
guridad y porvenir de sus súbditos, por la rectitud de
su administración de justicia! ¿De qué valdrían las mayo-
res riquezas de los pueblos ni su incalculable grandeza
constituida por su posición geográfica, por la fertilidad de
su suelo, por la abundancia de sus producciones, por sus
estensos y seguros puertos, por su apacible y salubre cli-
ma, si la sociedad se encontrase entregada á sus propias
fuerzas y abandonada á la triste eventualidad de la sor-
presa de toda suerte de atropellos?
En este país, su sistema gubernativo, su legislación, su
administración de justicia, etc., parecen llenar sus nece-
sidades; sin embargo, dejan aun un gran vacio si se es-
tiende al punto importante que hemos tocado (1).
(1) El año pasado un ministro de gobierno, pisoteando las leyes del
país, di ó un decreto en favor de los charlatanes apreciando mal la
dignidad de la medicina y teniendo poca consideración hacia los in-
tereses de la moral.
Hoy todavia no ha sido derogado ese decreto, y no obstante hace
cuatro meses que tenemos por gefe del Estado á un hombre ilus-
trado, un doctor en medicina, que ha empleado mas de 12 años en
estudios para obtener ese título.
¿Por qué marchar al retroceso cuando el país pide progreso? ¿Por
qué rebajar al médico que abraza en sus estudios al hombre físico y
al hombre moral, como todo lo que Je modifica sano ó enfermo, que
son las condiciones de la medicina mas nobles y mas necesarias al
género humano ?
El Emperador délos Franceses, comprendiendo los beneficios que
la medicina puede prestar aun en las corporaciones del Estado, ha
llamado hombres distinguidos al Cuerpo Legislativo que se forma de
todos los ciudadanos indistintamente, y el sabio Senador, el ilustre
Dumas, acaba de prestar á la Francia y al mundo entero un impor-
tante servicio con un discurso pronunciado en el Senado, en el cua}
anonada con toda su elocuencia á la homeopatía, con motivo de una
solicitud hecha por los médicos homeópatas para introducirse en los
hospitales de Paris, sin concurso.
Hé aquí un extracto del discurso que pronunció el ilustre Dumas
en el Senado el I o de .Junio de 1865.
— 14
I»e las madres de familia.
Es á las sensibles y previsoras madres que vamos á ha-
blar, — son ellas las que deben cultivar las tiernas plantas,
y formar tempranamente un círculo al redor de sus hi-
jos contra la ignorancia y la codicia. La primera educa-
ción desde la mas tierna infancia es la que importa mas, y
«No quisiera fatigar al Senado con detalles. Algunas citaciones, sin
embargo me son indispensables para mostrar, que nada he avanzado,
que no sea la perfecta verdad.
El informe del honorable Sr. Thayer, habla por ejemplo, de los
progresos de la homeopatía en los establecimientos hospitalarios de
Londres. Eh bien! he aquí una nota que es el resultado muy autén-
tico del examen hecho en Lóndres por dos personas que la Asistencia
pública de París ha enviado allí.
Resulta de esta neta, que no hay en Lóndres sinó un solo hospital
homeopático, como también hay uno solo para el magnetismo. Hace
diez y ocho meses aquel hospital contenia cincuenta camas; cierto
número de ellas estaban vacias y otras estaban ocupadas por enfer-
mos destinados á sufrir operaciones quirúrjicas. En fin el hospital
homeopático, lia parecido á los enviados de la Asistencia pública,
no presentar nada serio.
,, Se ha citado también la Alemania y especialmente la ciudad de
Yicna, como remarcable por sus establecimientos homeopáticos, y
se ha agregado que nada era mas natural siendo la Alemania la cu-
na de la homeopatía.
Eh bien! He obtenido de un médico Alemán muy distinguido, que
actualmente se encuentra en París, que en Viena no existe sino un
solo servicio homeopático, y que este servicio, no es oficial.
Ninguna otra ciudad de Alemania, comprendiendo á Leipzick donde
la homeopatía ha tenido origen, ha establecido servicio homeopático
oficial.
La nueva medicina no es practicada, sino en algunos establecimien-
tos privados, especialmente en los religiosos, y en ellos sus adeptos
son médicos que viviendo mal de la medicina ordinaria, esplotan
las tendencias del hombre á amar lo misterioso.
Estos son los datos que nos lian suministrado respecto» la Alema-
nia.
— ?5 —
esta primera educación pertenece incontestablemente á la
mujer.
Desde que son madres, salen del dominio ordinario de
la vida, no se pertenecen, se deben en cuerpo y alma al
tierno ser cuyo desenvolvimiento físico y moral van á pre-
parar.
Se ha citado también á la América, y especialmente al Brasil. Eli
bien! En el Brasil existia en 1855, en Rio Janeiro, un establecimiento
homeopático que tenia una gran voga; la nueva doctrina gozaba de
gran confianza cñ el Imperio del Brasil— Hoy aquel establecimiento
de Rio Janeiro ha dejado de existir.
Podria continuar este estudio de los hechos, pero un mayor exá-
men creo que seria sin utilidad— Lo que be dicho basta para mos-
trar, que aceptando los hechos consignados en el anuario homeopá-
tico, se lian de tomar por verdaderos y actuales ¡os hechos que han
desaparecido.
Refiriéndome á lo que sucede en Francia— En Lion la doctrina ho-
meopática ha perdido mucho terreno. No existe sino un solo médico
homeopático ortodoxo;— les otros siguen la medicina eclicti ca, ó si-
guen alternativamente el uno ó el otro sistema, según place á los en-
fermos.
Loque digo de Lion podría decirlo de otras localidades y princi-
palmente de París.»
El honorable Senador cita las conclusiones de este informe, que
prueban en resúmen, que la homeopatia está fundada en errores
palpables que chocan al buen sentido y que no podrian resistir al
examen. Agrega, que la farmacopea homeopática no merece confian-
za, y que en definitiva, no podrian decidirse á declarar que las nue-
vas doctrinas médicas son una ironía ó ¡a invención de un cerebro
delirante.
La Junta Económico Administrativa admite certificados de defun-
ción dados por hombres que la Junta de Higiene ha rechazado como
médicos y que la moral debe reprobar. Si se quiere saber porque
esta última corporación lia tomado esa medida respecto de los certi-
ficados. bastará decir que ha sido con el objeto de evitar que los
curanderos espida papeletas de sepultura para que se cntierren vivos.
Hace como cuatro meses que un gefe político de departamento de
la campaña Ra destituido un médico de policía de sus funciones, sin
avisar á la autoridad competente.
— 16 —
Si la naturaleza al ponernos en la tierra tan débiles é
indefensos no nos ha dado en la época de la infancia el ins-
tinlo que hallamos tan desenvuelto en ciertas clases de se-
res muy inferiores al hombre, es porque ha dotado á la
muger de esos sentimientos especiales que la ligan á lo
que tan dolorosamente ha dado á luz, y por otra parte ha
sido provista de los órganos que deben preparar el ali-
mento que en nuestra debilidad é impotencia seriamos in-
capaces de procurárnoslo.
¡Madres y nodrizas de nuestra infancia que poseéis
vuestros encantos, no los abandonéis, haced valer vuestras
virtudes!
La primera fundación de una sociedad humana fué una
madre de familia. Fué alderredor de ella que desde el
principio los hombres errantes se reunieron y se fijaron.
Es en sus brazos que hacen gustar á los hombres la felici-
dad de ser en el curso de la vida hijos felices, amantes fie-
les, esposos constantes y padres virtuosos. Ellas pertene-
cen al género humano, lo recuerdan siempre á la huma-
nidad en sus sentimientos naturales y también en sus pa-
siones.
La muger debe ser considerada como el alma de la re-
producción, como la propagación indefinida de las genera-
ciones y de las sociedades futuras. Fuente fecunda y sa-
grada de la vida, la muger es la criatura mas preciosa de
la naturaleza; de ella surgen Jas generaciones que se *u-
ceden y se sucederán en la continuación de los siglos ; en
una palabra, es un ser vivo que nos abriga en su seno, que
nos amamanta con sus pechos, que nos adormece entre
sus brazos cariñosos, protegiendo nuestra infancia con sus
esquísitos cuidados, con su sublime ternura. Muger, ma-
dre, honor de la creación, esperanza constante de la pa-
tria ¡qué eterno homenage os debe todo el universo, á vo- *
sotras que sois la mas bella, la mas interesante y la
— 17 —
mas preciosa mitad de nosotros mismos! Sin vosotras, los
dos estremos de nuestra existencia carecerían de apoyo y
la mitad do tendría ningún encanto.
Hablar á los hombres de artes, de ciencias, de gloria,
de libertad, no es mas que interesar á un pequeño nú-
mero-, pero hablarles de ese sexo que comparte con ellos
las necesidades de la vida y soporta solo el peso de la ni-
ñez; de ese sexo que merecería designarse con el nombre
de industrioso, de consolador y de nodriza, sino se le hu-
biese dado por exelencia el de bello, y que naciendo en
número igual á ellos por todo el universo, parece el solo
bien que la naturaleza ha repartido á cada uno en particu-
lar, — hablarles así es dirigirse á todo el género humano.
Aunque los pueblos modernos hayan acordado la glo-
ria para la virtud de los hombres y la oscuridad para la
de las mugeres, por la injusticia misma de esa desigualdad
han hecho resaltar que estas estaban mas naturalmente
dispuestas que aquellos.
Educad la muger en la práctica de los deberes sociales;
dadle en la sociedad el verdadero puesto que le corres-
ponde, y veréis si no desempeñará noblemente su mi-
sión, si frecuentemente no sobrepujará al hombre en con-
cepciones intelectuales, en prodigios de abnegación, de
desinterés maternal, conyugal y social. ¿No la vemos so-
portar con heroicidad los padecimientos mas grandes de
la vida, la calumnia, el dolor y la muerte, con mas corage
y resignación que los hombres? No solamente la mayor
parte de los crímenes públicos no son su obra, no sola-
mente son mas humanas y mas dulces, sino que hay en
todos sus actos una gracia y un atractivo que les es pe-
culiar. Mucho» hijos han alimentado á sus padres en la in-
digencia, pero ¿hay algo mas admirable que aquella joven
que imaginó alimentar con su propia leche á su madre
condenada á morir de hambre?. . . .
2
18 —
Karo privilegio de la muger rodeada del prestigio de la
maternidad; predominio que lejos de debilitarse con los
progresos de la civilización toma mayor incremento con el
impulso que de aquellos recibe el sentimiento filial, como
si la sumisión á esta autoridad que dispone de la voluntad
del hijo, fuese divinizándose á medida que el entendimien-
to humano vá profundizando los arcanos de la naturaleza
y procura con ardoroso afan emanciparse de toda otra de-
pendencia!
El hombre, sea cual fuere sil rango y posición, debe á la
madre el gérmen del sentimiento y de su primer desarro-
llo. ¡Feliz aquel que ha podido elevarse en alas de una sabia
y fecunda inspiración adquirida bajo la dirección de una
madre prudente y virtuosa! Ese debe estar orgulloso del
Mentor que le ha señalado la naturaleza.
Es pues incontestable el irresitible influjo de la madre
sobre el corazón de sus hijos, y no hay duda de que los
hombres serán siempre lo que ellas quieren que sean. Esta
verdad, mil veces repetida, encierra todo un criterio para
esplicar la mayor parte de los fenómenos sociales que tan-
tas veces hicieron estremecer á los pueblos.
De la infancia.
Hemos querido hablar primero del molde del género hu-
mano, demostrando lo que es la muger, lo que es la ma-
dre de familia.
Tamos ahora á ocuparnos de la infancia, á observar
su organización y desenvolvimiento desde el momento de
salir á luz hasta el instante en que puede vivir por sí
mismo y dirigirse en los actos exteriores de la vida.
No hay cuestión alguna de económia política, de inte-
reses generales y privados, que ofrezca mas importancia
que la que atañe á la educación física y moral del hombre.
Los estudios que he hecho me han conducido á pensar que
— 19
la deterioración de los facultades físicas depende esclusi-
vamente de la manera especial con que se dirijen los cui-
dados de su primera infancia. La educación del hombre
desde su nacimiento hasta la adolescencia es casi esclusi-
Yamente abaudonada al instinto de las madres, al coma-
drazgo y preocupaciones de las nodrizas mercenarias.
Es preciso convenir en que el hombre puedo ser asimi-
lado á los demas animales; pero no debe olvidarse el per-
feccionamiento á que son llamadas sus facultades intelec-
tuales y morales, si se cuida con solicitud de la propaga-
ción y del desenvolvimiento físico déla especie, no per-
diendo de vista la perfectibilidad de las facultades inte-
lectuales que pertenecen esclusivamente al hombre.
Se pueden considerar los límites de la primera infancia
el tiempo que se pasa al principio de la vida extra uterina
al fin del trabajo de la primera dentición, es decir, á la
edad de dos años; es entonces que si no hay retardo en
su desarrollo, el niño espresa ya su pensamiento en un
lenguaje mas ó menos imperfecto.
En el niño salido del seno de su madre, la superficie del
cutis y los órganos de las sensaciones, lejos de estar en las
aguas del amnios , están en contacto con un nuevo agente
atmosférico que puede ser en cierta circunstancia un agen-
te irritante.
Dorante la infancia, el desenvolvimiento de los órganos
presenta importantes fenómenos : he aquí los principales
El niñeen el momento de su nacimiento tiene de cuarenta
y seis á cincuenta centímetros de largo; el cútis es de un
rosado que oscurece algunas horas después del nacimien-
to; está todo cubierto de una sustancia sebácea. El cuerpo
está mas ó menos encogido, los miembros están medio do-
blados La constitución general está débil, el cuerpo blan_
do, en todos los tejidos predominan los fluidos blancos so-
bre la sangre, lo que le dá una constitución eminentemen-
20 —
te linfática, los aparatos mas desarrollados son los de la
nutrición y del sistema nervioso; el encéfalo aunque volu-
minoso está todavia en un estado de inperfeccion notable.
Esta desproporción en las diversas regiones de los di-
versos órganos del cuerpo, tiene una tendencia á desapa-
recer diaá dia á medida que el niño avanza en edad; en-
tonces pierde su susceptibilidad, la flogedad de las carnes
se endurece, el calor se distribuye con mas regularidad
en las estremidades, y el frió no le impide buscar el
movimiento que es el remedio de esta desagradable impre-
sión.
Desde que el niño sale á luz, conviene proceder inme-
diatamente á limpiar su cuerpo, lo cual se consigue con
aceite ó con manteca estendiéndola por suaves fricciones
de la cabeza á los pie's, y principalmente en los pliegues
del cuello, en los intersticios de la piel de los sobacos y á
lo largo de la columna vertebral. Tomando al niño así
trotado, se le sumerge en un baño de 28 á 30 grados cen-
tígrados, y con una esponja suave se le quitan siempre con
grandes cuidados las sustancias que lo cubren.
Sacado el niño del baño debe ser colocado en las faldas
de una muger que, munida de una servilleta ó lienzo lo
mas fino posible y calentado de antemano, le enjugará y
desembarazará de algunas manchas que ni el aceite ni el
agua hubiera podido quitar.
Una vez bien seco el recicn nacido, importa proceder al
prolijo y minucioso examen de sus condiciones físicas,
asegurándose de que no tiene ningún vicio de conforma-
ción que pueda oponerse al cumplimiento de alguna fun-
ción .
El hombre produce tanto menos calórico cuanto mas
joven. Es pues necesario cubrir en vista de esto, y abri-
gar á un niño recien nacido. Para taparlo se debe emplear
abrigo suave, vestidos de tejidos poco conductores de caló-
— 21
rico. Al niño recien nacido se le deben dejar sueltas las
piernas y los brazos, y no como hacen algunas familias
que tienen á los niños apretados ; los inconvenientes que
tiene es mantener los brazos y las piernas en un estado de
estension continua sin permitirle ningún movimiento. En-
tonces los niños hacen esfuerzos inútiles que cansan las
fuerzas, comprimen el pecho y el vientre, é impiden la
circulación de la sangre y el desarrollo del cuerpo, á una
edad que es indispensable que se haga con completa li-
bertad.
Desde que las fuerzas le permitan al niño levantarla ca-
beza, se sienta, se levanta, debe moverse sobre una alfom-
bra rodeada de almohadas que le guarden de algún golpe.
Cuando se para y comienza á caminar, es necesario prote-
jer su cabeza con una vincha elástica y tijera que deje la
circulación libre.
Es preciso prevenir á la madre contra la increible y es-
túpida práctica rutinera de las parteras y de ciertas ma-
tronas que quieren pretender remediar las imperfecciones
de la naturaleza, estrujando la cabeza de los recien naci-
dos con el vano y ridículo pretesto de volver á esa parte el
aspecto y la armonia que el trabajo del parto parece haber
ligera y momentáneamente comprometido.
Madres inteligentes, y previsoras, guardaos de prestar
vuestro asentimiento á tales proposiciones y velad porque
esas maniobras no se efectúen sin saberlo vosotras, por-
que tendréis muy frecuentemente el dolor de destruir im-
prudentemente lo que tanto os ha costado formar y con-
servar.
Hay un punto importante sobre el cual es útil insistir ;
cuando una habitación es demasiado estrecha, es preciso no
dejar á la criatura al lado de la recien parida, y si es posi-
ble, cambiarla de hospedaje y con mas razón se debe evitar
colocarla en el mismo lecho. Estas precauciones serán
— 22 —
entendidas, si se reflexiona sobre el estado purpural de la
madre, las exalaciones que le es peculiar á su estado, y el
olor que resulta de las logias y de la secreción de la leche.
El calor bastante del ambiente, su renovación fácil, sin
corriente de aire, son igualmente los cuidados higiénicos
importantes que se deben observar.
Evitar la acumulación de los niños ú otras personas
en la alcoba ; la demasiada cantidad de individuos en un
mismo cuarto, presenta numerosos inconvenientes ; es ne-
cesario evitarlos ó hacerlos desaparecer cuando existen.
En los primeros meses que siguen al nacimiento, el uso
de los baños es útil. ¿Pero qué especie de baños se debe
preferir? Hay un gran número de médicos que aconsejan
el habituar a los niños al baño frió, á fin de entonar su
constitución y de prepararle una salud buena para el por-
venir : ello no es de mi opinión. En los niños el baño frió
hace bien algunas veces, es cierto, pero es verdad también
que su uso es seguido de resultados opuestos á lo que se
espera. Mi opinión es de no emplear el frió á medida que
una alimentación mas sustancial y de movimientos mas
fuertes no se lo permitan. Desenvuelve el calórico en mas
gran cantidad y aparece menos sensible al frió que á medi-
da que tiene fuerza para soportarlo.
La grande susceptibilidad de los niños por el frió, debe
hacer preferir para ellos el agua caliente ó templada.
La calorificación, función nueva, es todavia poco enér-
gica, no dá al niño una fuerza bastante grande para re-
sistir á un frió considerable. Y no es raro el ver bajo esta
temperatura el calor natural del niño disminuir la vida,
apagarse, sin que la autopsia revele ninguna lesión en los
órganos.
El enfriamiento es fácil, y si no se tiene cuidado de
mantener sobre todas las partes del cuerpo un calor sufi-
ciente, las estremidades toman un color violeta, se en-
23 —
frían, se hinchan, los labios toman un color azul, la cara
palidece, y el niño queda casi sin vida en su cuna.
El frió es tanto mas pernicioso en los recien nacidos
que son de una constitución mas débil, mas delicada, sobre
todo si ha nacido antes de los nueve meses. Se sabe en
efecto que calor artificial es preciso emplear para que los
niños puedan franquear felizmente los primeros tiempos
de su existencia y cuando el enfriamiento les es perjudi-
cial.
La primera circunstancia que debe merecer la solicitud
del médico y de la partera llamados á asistir al recien
nacido, es la impresión mas ó menos súbita, mas ó menos
directa del frió. Todo el mundo está en posición de apre-
ciar que, según la estación, según la disposición de la ha-
bitación, el niño al salir á luz sufre de una manera mas ó
menos inmediata la acción del aire, que según la estación
y la elevación ó el descenso de la temperatura puede serle
benéfico ó dañoso; en razón de la temperatura elevada á
que el niño ha estado espuesto durante los nueve meses
de la gestación, debe ser necesariamente mas impresio-
nable á las alteraciones de la atmósfera, á pesar de todas
las precauciones que se puedan tomar para moderarla todo
lo posible.
Es muy comunmente a esta falta de cuidados especia-
les que se debe atribuir el desarrollo de esas oftalmías
mas ó menos agudas, tan terribles, tan difíciles de curar
entre las tiernas criaturas. A la impresión súbita de una
temperatura muy fria y húmeda, déhense también atri-
buir las pleuro-pneumonias que no dejan de comprometer
seriamente la vida de aquellos desgraciados, y es sobre
todo en esos puntos donde el tétano espontáneo es fre-
cuente y proviene de las mismas causas.
Sobre el cútis, la acción del aire frió y húmedo ocasiona
la lotera , la Edema del tegido celular , y accidentes nervio-
— 24 —
sos que vienen caii siempre á presentarse y con facilidad
ocasionan la muerte. Es lo que vemos en estos parages
cuando reinan los vientos sud y sud-oeste.
Resguardar al niño del frió • — hé aquí las precaucio-
nes que son necesarias : una cama conveniente y un abrigo
bastante para oponerlo á la acción del aire, sin que sin
embargo la cama y la ropa en la cual se tiene al niño, sea
demasiado pesada y no impida que el aire se renueve. Un
cuarto caliente y de una capacidad reconocida, á fin que
sea puro el ambiente que se respire.
En Montevideo, donde se construyen tantas casas nue-
vas, débese recomendar que se coloquen estufas en ellas.
Las creo indispensables para disminuir el frió y la hume-
dad, haciendo notar que si la humedad de las casas es
contraria á la salud de las personas en general, ¿con cuán-
ta mas razón no lo será para los recien nacidos? Por esto
es que si á pesar de todas las precauciones la casa es hú-
meda, se debe tener con el debido abrigo al recien-nacido,
porque cada impresión de frió afecta dolorosamente a un
cutis que consiste apenas en la epidermis y que sale de un
líquido que tiene una temperatura de 30 á 32 grados. Los
experimentos fisiológicos y la estadística están conformes
sobre este punto y comprueban la necesidad de no desa-
tender este precepto.
Los esperimentos fisiológicos establecen en efecto:
I o Que la facultad productora del calor está en el grado
mas ínfimo en el recien-nacido, siendo la temperatura to-
mada en el sobaco, término medio, de 35° 75', tempera-
tura que se aumenta gradualmente basta la edad adulta
en la que es de 36° 12'. De consiguiente, la necesidad de
calor ha de ser mas grande, cuando el frió interior no tiene
la misma actividad.
2 o Que los niños de tierna edad son los que se enfrian
con mas facilidad, y que de esa disposición á enfriarse de-
— 25 —
pende la mortandad, lo cual fortalece mi opinión de pre-
servarlos del frió.
Las investigaciones estadísticas que se han hecho en
Montevideo para descubrir si existe alguna relación entre
la mortandad délos niños en la primera edad de la vida y
el estado termométrico de la atmósfera, demuestran que
la mortandad de losrecien-nacidos se relaciona con el frió.
No solo da el espasmo, que casi siempre es mortal, sino
también otros accidentes no menos graves, como oftalmías
interminables que pueden ocacionar la pérdida de la vista-
Un sabio sacerdote, compadecido del estado en que veia
dios niños que se llevaban á la iglesia para administrar-
les el bautismo, aconseja que se les dé el agua de socorro
á los recien- nacidos, sin llevarles allí hasta que pasen 30 ó
40 dias. Según este escritor, la traslación al templo será
la causa de la considerable mortalidad de los niños cris-
tianos que en la marca trevisiana forma mas de las dos
quintas partes del total de los fallecidos, comparada con la
de los judíos que en Padua y Verona, á pesar de la dolo-
rosa operación de la circuncisión, llega apenas á una quin-
ta parte del total de los fallecidos.
Varios autores se oponen con fundamento á toda tras-
lación, ya sea á la iglesia, ya á casa de la autoridad civil.
Por mi parte desearía que en Montevideo se adoptase una
disposición por la que el encargado de llevar el registro de
los nacimientos, pasase á las casas donde estos tuviesen
lugar, á tomar la debida razón, lo mismo que los médicos
dan el certificado de los que fallecen.
Funciones de relación y de nutrición.
Vamos á ocuparnos de las funciones de relación y de la
nutrición, pues las de la reproducción quedan inactivas.
Este primer periodo de la infancia empieza por un gran
cambio, que consiste en el restablecimiento de la respira-
ción.
— 26
Apenas ha nacido el niño, sus gritos anuncian el princi-
pio de la vida de relación; ellos son útiles para poner en
juego la respiración y la inspiración; efectuándose hacen
penetrar el aire en el pulmón, y entonces la respiración
empieza para no interrumpirse hasta la muerte. Los pulmo-
nes se hinchan por la penetración del aire ; este último
se encuentra en contacto con la membrana mucosa pulmo-
nar; esta mucosa se halla entonces con un nue\o agente,
el aire atmosférico, y de consiguiente con los diferentes
gases y sustancias estrañas que contiene.
Los pulmones, que eran de un color rojo oscuro y den-
sos, se vuelven rosados, blandos y crepitantes; puestos en
el agua antes, se precipitan al fondo, mientras que sobre-
nadan á consecuencia, del aire que ha penetrado en los
tejidos, y que también los ha hecho aumentar de volúmen
y de peso.
Comenzada así la respiración , sobrevienen grandes
cambios en la naturaleza de la sangre y en su manera de cir-
cular. Desde luego, penetrando el aire en el pulmón, ar-
teriza la sangre y desde ese momento puédese hacer cla-
ramente en ese fluido la distinción de dos especies de san-
gre: la sangre arterial y la venosa, como en el adulto. En
segundo lugar, siendo arterial la sangre que es enviada á
los órganos es mucho mas evitante, y por consecuencia im-
prime como uua vida nueva. En fin, la circulación cesa de
hacerse como en los fetos.
Al mismo instante empieza igualmente una nueva fun-
ción, la calorificación , la cual está íntimamente ligada á la
absorción del oxigeno por la parte pulmonar.
Las absorciones están en razón del gran desenvolvimien-
to del sistema linfático en esta época. Las nutriciones son
muy activas puesto que todos los órganos crecen; pero
obran mas sobre el sistema nervioso que sobre las otras
partes. Las calorificaciones adquieren mayor energía gra-
— 27 —
dualmente, porque el niño, á medida que adelanta en la
vida, desenvuelve un calor específico mas grande. Las se-
creciones excrementales participan de la gran actividad
que tiene el movimiento nutritivo.
Los sentidos.
En los primeros dias, el niño no manifiesta todavía nin-
guna facultad intelectual y afectiva; satisfacer el hambre
y el sueño, no sufrir, á eso parece reducirse toda su exis-
tencia sensorial. Pero bien pronto llega el fin de este pe-
riodo; primero entran en juego las facultades del corazón
y de la inteligencia del niño; solicitado por las impresio-
nes de los sentidos, comienza á conocer los cuerpos exte-
riores, á balbucear alguna palabra, distingue á su madre,
á su nodriza, á las personas que lo cuidan y con las cuales
vive, y manifiesta el deseo de la voluntad. Ya puede te-
ner algunas afecciones, algunas pasiones, dolores y ale-
grías. Sin duda es bien débil todavía, pero entretanto re-
conoce la fisionomía del hombre. A medida que la sensi-
bilidad del niño se desenvuelve, aparece su semblante
mas espresivo, sus ojos adquieren vivacidad y empieza á
ensayarse en el lenguage convencional de la palabra.
Aunque las funciones de relación hagan en este perio-
do algunos progresos, están muy lejos de llegar á su com-
plemento. El tacto en los primeros dias de la vida es to-
davía poco marcado, y sin embargo está en ejercicio, pues
el niño es sensible al frió del aire exterior. A medida
que el cutis se desenvuelve, los sentidos se hacen mas
activos, y al fin del séptimo mes el niño comienza á ejer-
cer el tacto. El gusto entra probablemente en ejercicio
desde el primer dia para probar el licor que el niño mama
ó bebe. Posee también el olfato que es menos delicado
porque es siempre mas tardío el desenvolvimiento de su
órgano. El sentido del oido y de la vista, al contrario, no
— 28 —
entra en acción sino hasta la quinta ó sesta semana, pero
bien pronto adelantan como en edad mas avanzada; las
sensaciones internas se presentan desde los primeros dias,
sirviéndoles de guia para establecer sus relaciones con
los cuerpos estertores. Con el mismo carácter que estas
sensaciones orgánicas entran en juego los órganos some-
tidos á la voluntad, manifestándose el hambre, la sed y
la necesidad de respirar. Los llantos repetidos del niño
son la prueba evidente de que esperimenta sensaciones
móviles, sintiendo con frecuencia dolores y cólicos, por
ejemplo.
A medida que el niño crece, sus sensaciones son mas
vivas, sus percepciones mas prontas y mas fáciles, su me-
moria mas estensa, pero poco fiel, su atención vaga. Se
encuentra en la infancia: la comparación que reúne las
ideas, la reflexión que las modera, la razón que delibera,
y el juicio que decide y pronuncia, está todavia sin desar-
rollarse, el cerebro adquiere mas consistencia y aunque
sigue aumentándose con rapidez, se deja adelantar por las
otras partes del cuerpo de modo que su volumen va en
menos proporción. El desarrollo de la inteligencia cami-
na á la par con el del encéfalo, y cada dia alcanza un pro-
greso en la inteligencia y en la corrección de las sensacio-
nes por el razonamiento. En efecto, los mas grandes cam-
bios que caracterizan los diversos periodos de la infancia,
están ligados á los progresos sucesivos de las funciones de
la vida de relación. El mundo esterior, se abre poco á po-
co para el niño; los sentidos por los cuales la educación es
lenta, pero continua; enseguida empiezan conocer lo que
le rodea. La organización de su cerebro camina á la per-
fección, viene á ser el principio de sus facultades y coinci-
de con el desarrollo mas ó menos sensible y gradual de sus
ideas y de sus sentidos. Es con interés que se sigue toda-
via, el engrandecimiento de las ideas del niño y el desar-
rollo progresivo de su modo de espresarse.
— 29 —
Tal es el primer periodo de la infancia; los aparatos que
se muestran mas activos y que alcanzan el mayor desen-
volvimiento, son los aparatos digestivos y nerviosos.
Alimentación.
Hasta el nacimiento, el niño encuentra preparados todos
los elementos de su alimentación y por consecuencia de su
desarrollo; pero al salir áluz, es decir, al dejar el seno ma-
ternal, las cosas sufren un gran cambio. En adelántelos
materiales no llegan ya sanguificados, las vias digestivas
empiezan á recibir sustancias nuevas a las cuales no esta-
ban acostumbradas, y á la absorción vascular que basta
entonces habia bastado para efectuar la nutrición, debe
forzosamente añadirse una digestión; el niño tiene nece-
sidad de alimento y este es la leche que le prepara una
secreción de la madre ó una bebida análoga.
El amamantamiento es una función que no solo cor-
responde á las necesidades del recicn-nacido, sino que en-
tra también en las condiciones del equilibrio fisiológico
de la madre. La naturaleza ha dispuesto la delicadeza de
este alimento como para el poco poder que tiene el apa-
rato digestivo de las criaturas. La leche, muy serosa des-
de los primeros dias, se vuelve mas y mas consistente a
medida que el estómago se desarrolla y adquiere mas
fuerza; es tomada por succión, y este movimiento por algo
complicado que sea, lo ejecuta el niño desde el primer
momento, gracias al instinto. Entonces la boca posee la
organización mas favorable para la ejecución de ese acto.
Esa clase de alimento y la manera como se toma, hacen
concebir porque en esta época los aparatos masticatorio y
salival tienen todavía poco desarrollo.
Durante las doce y aun Jas veinte y cuatro primeras
horas del nacimiento, el niño no necesita mas por alimento
que un poco de agua azucarada; los órganos digestivos no
30 —
preparados al trabajo entran en acción y encuentran en
la leche de la nodriza un licor amiláceo propio á debilitar
su organización. El niño toma inmediatamente este licor
en el pecho de la madre á la cual se encuentra unido por
una especie de incubación prolongada; su digestión se hace
con rapidez, fácilmente.
Las necesidades se hacen sentir á menudo; — la leche de
la madre, si le da el pecho, le es entonces útil por sus pro-
piedades purgantes, pero es necesario observar que en la
maravillosa atención de la naturaleza, no sea, prolongán-
dose una causa de enfermedad. Si el meconium lio está
evacuado en las diez primeras horas, con un poco de ja-
rabe de chicoria mezclado al aceite de ricino , se facilita la
evacuación.
La cuestión de la alimentación ofrece un gran interés,
y debe siempre tratarse, antes del parto, del modo que
será preferido para la alimentación del nuevo ser.
Esta precaución saca su importancia del precepto de
Hipócrates que dice así: « Pero como los tejidos del cuer-
po varían con la edad y por el hecho del régimen que se
sigue, )> débese comprender el interés que merece la elec-
ción de una buena nodriza, y el cuidado que se debe tener
para inculcarle las mejores reglas para alcanzar el cumpli-
miento del deber que acepta.
Esta cuestión es en efecto bastante complexa y debe
ser decidida en general antes que toda otra.
I a ¿La madre alimentará á su hijo?
2 a ¿Será criado por una nodriza estraña?
3 a ¿Será preferible, en fin, por una causa cualquiera,
darle la mamadera?
Lactación por la madre.
Este modo de amamantamiento es el mas natural, el
mas legítimo y á la vez el mas provechoso para los niños,
— 31
puesto que les dá un alimento que la naturaleza les ha
destinado.
Todos los tratados de higiene aplicados á la educación
de los recien nacidos, todos los autores que se han ocu-
pado de la educación física y moral del hombre, han de-
mostrado suficientemente la utilidad de la alimentación
por la leche de la madre. En efecto, ningún alimento pue-
de estar mas en armonía con el desenvolvimiento y con la
idiosincrasia del niño, que la leche preparada por los pe-
chos de quien le ha dado á luz, por aquella que lo ha lle-
vado en su seno durante nueve meses á lo menos, sacado
los elementos de su desarrollo embrionario y fetal; en-
cuentra entonces los mismos elementos primordiales de
los fluidos mas homogéneos, mas propios á la vitalidad del
estómago.
Hay mugeres en quienes las secreciones, y particular-
mente la de la leche, son pobres y por lo tanto insuficien-
tes para la alimentación de los niños.
Estas mugeres no pueden dar el pecho á sus niños, y
es mejor entonces la leche de una nodriza á falta de la
de una madre enferma; sin embargo, mugeres de buenos
sentimientos llenan con una virtuosa intrepidez el deber
tan dulce que la naturaleza les impone, no queriendo di-
vidir el derecho de madre, y rehusando consejos de la me-
dicina, son victimas de su ternura; entonces la madre se
debilita, ella lo siente; pero no tiene el valor para des-
prenderse de su hijo; ella dice : Bebe mi hijo, — bebe, es
mi placer, es mi vida, y muere por no dejarlo llorar.
Nodrizas.
Una vez admitida la cuestión de confiar un niño á una
nodriza, es necesario buscarla, debiendo ser las condicio-
nes de la elección á la persona y á la leche que dá, para
dejar bien establecido el régimen de la vida.
Las condiciones importantes para la elección de esta
persona, para corregir la constitución de un niño, son que
el temperamento y la constitución de la nodriza sean di-
rectamente opuestos á los de la madre.
Principalmente debe requerirse que consagre todos sus
cuidados al niño que cria y no á varios á la vez (1); que
no se entregue á un trabajo penoso ni á ocupaciones mal
sanas; exijir que se alimente convenientemente, sin exe-
so, y que en nada cambie su género de vida habitual ;
(I) Varios facultativos de Francia lian tenido la idea de fundar una
Sociedad protectora de la infancia, observando que jamas lia sido
mas necesario prestarle protección, que en los liempos actuales, lié
aquí lo que dicen bajo el título de Falsificación de las nodrizas:
« Hé aquí el mas reciente y por cierto el mas odioso de los mil frau-
des que lia visto nacer nuestro siglo y que en París presenta cada dia
una nueva variedad. Sale'de cuidado vuestra mujer yen el mismo dia se
presenta bajo el nombre de nodriza una campesina con todos los atri-
butos esenciales de la profesión. La patrocina y la acompaña un in-
dividuo bien vestido; hecho el exámen V arregladas las condiciones,
se lleva á vuestro hijo.
Todová bien; pero ¡ay! [mientras que aplaudis vuestra elección»
tres ó cuatro padres de familia hacen lo mismo con iguales motivos.
La afable campesina lia conseguido media docena de niños para
criarlos ¡nó! de pobres victimas condenadas al régimen ma-
tador de la mamadera, y lié ahí la faz comercial de esa combinación
y sus beneficios netos. Todo el tiempo que sobrevive uno de esos
desgraciados niños, se recibe el sueldo de nodriza sin ningún traba-
jo, y si llega á fallecer, son el croup, déla disenteria ó la fiebre ce-
rebral, los responsables de todo. No os asombréis pues de que la po-
blación vaya en decadencia. »
Recomiendo A las damas de la Sociedad de Beneficencia de Monte-
video, el visitar ámenudc á las nodrizas en su casa, porque un gran
número de niños que se les confia tienen solamente pretendidas no-
drizas que en vez de alimentarlos con sus pechos lesdan la mamade-
ra y no reciben siquiera los cuidados que reclama ese género de ali-
mentación. Igualmente por ese medio puede descubrirse si en efecto
crian solamente al niño que se les ha confiado.
— 33 —
evitar que use una alimentación mas abundante y fuerte,,
pues sábese la influencia que ejerce el alimento sobre la
composición de la leche, á punto de comunicarle las cuali-
dades deletéreas ó aromáticas especiales que permiten re-
conocer la presencia de los principios.
A mas de las cualidades físicas indispensables á las no-
drizas, debe procurarse en ellas que sean sosegadas, de
sangre fría, ó sin aquellos movimientos de impaciencia
que suelen tener muchas; porque sino tienen estas cua-
lidades, es imposible que desempeñen bien aquella tarea.
El estado moral modifica la leche, y obra sobre el sistema
nervioso de la criatura.
Cuantas convulsiones, cuantas epilepsias infantiles pro-
vienen de las emociones de la nodriza !
Una nodriza mercenaria debe ser registrada antes de ser
admitida por el médico, quien debe examinar con detención
toda la persona y completar el examen con el empleo del spe-
cu/um;á ese precio solo, los padres confiarán la seguridad
de la salud de sus hijos; ningún escrúpulo, ninguna resis-
tencia deberá detener al médico, sobre todo en las muge-
res de color, casadas ó no; pero se preferirán las que sean
casadas por ofrecer mas garantías de orden, de buena con-
ducta y de tranquilidad moral. Sin esa averiguación mi-
nuciosa, las enfermedades contagiosas penetrarán en el
seno de las familias mas sanas por conducto de las nodri-
zas.
Es preciso no olvidar que las nodrizas mercenarias dan
con la vida el principio de las pasiones, la fuente de todas
las enfermedades.
En general deben tomarse nodrizas de 4 á 6 meses de
leche; entonces han alimentado sin peligro á su propio
hijo y se han restablecido de las fatigas del parto; pero no
deben tomarse nodrizas cuya leche tenga diez ó mas
3
— 34 —
meses, porque ella carece ya de las propiedades de que
necesitan los recien nacidos.
El análisis químico puede dar el conocimiento de las
proporciones de la manteca, de materia quesosa, de azú-
car , etc., pero es mejor que el médico se valga del micros-
copio por ser un procedimiento de esploracion pronto, fá-
cil y seguro para convencerse de la buena calidad de la le-
che; observar las alteraciones mórbidas que hubiese sufri-
do y su continuación por las substancias mucosas , puru-
lentas y sanguinolentas.
Si el niño estuviese en buen estado, es inútil entrar en
averiguaciones; porque si la leche fuere (laca, no le seria
alimento suficiente y le causaría diarrea, vómitos, algunas
veces el muguet y siempre enflaquecimiento; y sí por el
contrario la leche no conservase las proporciones conve-
nientes en cuanto á las necesidades de las fuerzas dijesti-
vas de la criatura, se notaría en esta, penosa dijestion, ají"
tacion, entorpecimiento, cólicos, en una palabra, toda vez
que tomase el pecho, tendría una indijestion.
Se comprende pues, cuanto importa distinguir estos dos
estados enfermizos y opuestos á que puede estar sujeto
un niño de pecho.
Si la leche que toma el niño es suficientemente nutriti-
va, no debe mamar mas que de tres en tres horas. Poco
después que ha dejado el pecho, debe estar satisfecho, y
si llora, es que tiene sed, necesita entonces darle un poco
de agua azucarada y no volverle á dar el pecho.
No se puede especificar matemáticamente la cantidad de
leche que conviene dar al niño cada vez, porque es preci-
so recouocer que la proporción puede y debe necesaria-
mente variar según la calidad de la leche y según la edad,
la fuerza ó debilidad del niño.
La cantidad de alimento muy copiosa ó muy pequeña,
en la infancia, ofrece graves inconvenientes y es por esa
— 35 —
práctica perjudicial y rutinera que se desarrollan las ente-
rites muy pronto mortales. Guando por casualidad los ni-
ños pueden resistir, es generalmente el punto de partida
de todas esas enfermedades de carácter mas ó menos cró-
nicas é intermitentes que vician la constitución de los niños
y señalan su paso con alteraciones orgánicas mas ó menos
indelebles, contra las cuales se procuran en vano todos los
recursos que puede emplear la medicina.
La leche debe ser tomada en suficiente cantidad y ser su-
ficiente reparadora; estas dos condiciones son de la mayor
importancia, pues su ausencia es casi siempre, en las cla-
ses inferiores de la sociedad, el principio de las enferme-
dades que atacan al organismo. El vómito es muy fácil en
los niños, y se observa desde el nacimiento, que el niño
vomita una parte de la leche que ha acabado de tomar; y si
el vomitóse repite, es evidente el signo de una dolencia
en las vias dijestivas. Es importante habituar al niño á
no mamar durante seis horas consecutivas cada noche, co
ido de las diez á las cuatro de la mañana; si se despierta
se le dá leche con agua de cebada, toma entonces la ma-
madera, y deja de este modo el descanso necesario á la ma -
dre para recuperar sus fuerzas. Es necesario acostumbrar
desde temprano al niño á la mamadera; con el uso de es-
te instrumento puede tener un recurso único; y desde los
primeros dias de la vida del niño se debe pensar en preve-
nir, por la costumbre, las dificultades que pueden presen-
tar tal ó cual medio probados por la primera vez.
A medida que un niño avanza en edad, lo que se debe
calcular por meses ó por semanas, habrá que disminuirle
el alimento que le proporciona el seno de la nodriza, lias-
taño dárselo, sino cada tres horas, si es que cada vez pue-
de tomar una dosis suficiente de leche.
Hasta los seis meses, el único alimento del niño, será la
leche de la nodriza; otro alimento es prematuro y 1c causa
36 —
incomodidades y un sin número de enfermedades; por-
• que como no guarda proporción con las facultades dijesti-
vas de la criatura, le ocasionan diarreas, indijestiones,
empachos aldominales , erupciones diversas, y de ahí lo
conduce al raquitismo , desde que el organismo no puede
elaborar convenientemente los materiales que recibe ni
proveer á su nutrición en el estado íisiolójico de esa edad.
Cuando la nodriza es robusta y tiene en abundancia una
leche sustanciosa, esta leche puede satifacer al niño como
su solo alimento durante seis meses ó mas tiempo.
Sin embargo, para que el niño se mantenga robusto, es
necesario, desde el cuarto ó quinto mes, añadir á la leche
otro alimento, y es necesario así, porque querer que una
muger se aniquile y se mate para alimentar á un niño al
cual su leche no le es suficiente, es una culpable absurdi-
dad.
Sin embargo, se encuentra gente en la alta sociedad
que se obstinan en ese error. Por otra parte, llenarle el
estómago de sopa á los quince dias de nacido, es conde-
narlo irrevocablemente á perecer antes de la edad de la
adolescencia.
En tésis general, el pecho debe sacarse á la criatura á
los diez meses; sin embargo, hay niños en que la denti-
ción es lenta y penosa, y se le puede prolongar con ven-
taja. Será lo mismo si el niño es de constitución débil. En
ííd, aquel sobre el cual se puede temer el raquitismo.
ILa mamadera.
La lactación artificial está proscripta por la mayor
parte de los médicos y condenada por los resultados de la
estadística. Sin embargo, practicada con cuidado, con tino
y esmero, ausiliada por el concurso de buenas condicio-
nes hijiénicas, puede dar buenos resultados.
El éxito sería mas seguro, si se diera préviamente el
pecho á la criatura, al menos durante algunas semanas
37 —
En ciertos casos ofrece una ventaja sobre la alimenta-
ción natural, y es que se puede no solo eli gir el princi-
pio alimenticio, sino también que á veces se presta mas
fácilmente á la introducción de alimentos de que se puede
tener necesidad por la naturaleza de esas alteraciones
originales ó adquiridas, que es necesario combatir.
Cuando se puede dar de beber al niño por medio de la
mamadera, se empieza por llenarla del líquido destinado á
la alimentación ; las cualidades y la proporción de ese ve-
hículo deben ocuparnos: es en la manera de componerlo,
de mantenerlo á igual temperatura, de darle constante-
mente ó aproximadamente siempre los mismos elementos
proporcionales de intensidad, en lo que reposan todas las
diíieultades de la alimentación artificial.
Para llenar todas las indicaciones, débese en cuanto sea
posible, procurarse leche del mismo animal, de la misma
vaca, por ejemplo; dedicar la mayor atención á que sea
ordeñada en las mismas horas y siempre en las mismas
condiciones; cuidar con la mayor severidad de que la le-
che no sea falsificada con mezclas heterogéneas, etc.
En tales condiciones, la leche de vaca constituiría en
la mayor parte de los casos, para el niño á quien es des-
tinada, un alimento muy pesado y abundante y tal vez in-
digesto. Para aproximarle á las condiciones de alimenta-
ción necesaria á la debilidad del órgano digestivo, se tiene
comunmente la habitud de mezclarlo desde el princi-
pio.
Una circunstancia de la mas alta importancia reside en
la adición de decocciones, y ésta es una cues ion que me-
rece la atención de las nodrizas y de los médicos.
Debe dársele la leche recien ordeñada, sin hervirla, y
calentarla únicamente en el baño María, para ponerla á la
temperatura de la leche de una muger, y rebajada con co-
cimiento de cebada ó de migas de pan, porque la fermen-
— 38 —
tacion ha combinado intimamente los principios de la ha-
rina.
Cuando el momento ha llegado para añadir un alimento
sólido al primer alimento de la infancia, se deben admitir
sustancias livianas,, La salida de los dientes es el desarro-
llo masó menos activo del aparato salivarlo, indica al fin del
primer año un alimento mas sustancioso que la leche. Se
debe adelantar con prudencia en esta via, y contentarse
hasta el momento que empieza á caminar con darle sola-
mente sopas ó sustancias harinosas.
El ilustre Liebig propone la receta siguiente, destinada
á proporcionar á los niños muy tiernos un alimento apro-
ximado lo mas posible á la leche de una nodriza, por su
lijera alcalización y la proporción de sus principios plásti-
cos y caloríficos. Se hace una mezcla de 15 gramos de ha-
rina ele trigo, 15 gramos de harina de Malt (cebada prepa-
rada de los cerveceros), y 3 gramos de una disolución de
carbonato de potasa al 8 o ; añúdense 30 gramos de agua y
150 gramos de leche de vaca; caliéntase revolviendo conti-
nuamente hasta que la mezcla empieza á espesar; enton-
ces se retira la vasija del fuego, sin cesar de agitarla; des-
pués de 5 minutos se calienta nuevamente hasta la ebulli-
ción y se pasa á través de un tamiz fino. Esta preparación
parece ser empleada con buen resultado en Europa.
Guando el niño comienza á caminar solo, el ejercicio
que toma le permite un alimento mas sustancial que aquel
que tomaba hasta entonces; se le dá un poco de asado á
chupar, y muy pronto su dentadura es bastante numerosa
para poder mascar toda clase de alimento; es necesario
acostumbrar al niño á una alimentación variada y confor-
me á las leyes higiénicas. Por este régimen variado, el
estómago adquirirá mas fuerza, y estará mas apto á una
digestión mas fácil y completa. Las comidas del niño des-
de este momento no deben ser mas de cuatro, dos livia-
nas y dos mas sustanciosas.
39 —
Sueño.
Para la infancia el sueño es muy imperioso; en efecto
llena todos los primeros meses de la vida; todos los mo-
mentos que el niño no mama. Es así que cuanto mas jó-
venes tanto mas la necesidad del sueño es imperiosa, y
su privación es peligrosa. — Las personas encargadas de
la educación de los niños deben saber que es necesario
dejarlos dormir cuando tienen necesidad, — La duración
total del sueño disminuye á medida que los niños se ale-
jan de la época del nacimiento.
!No es necesario provocar artificialmente el sueño de
los niños, moviéndolos ó girándolos. — Los niños duermen
mas bien solos, pero las sirvientas ó las nodrizas están
siempre con el deseo de verlos dormir, á fin de estar li-
bres de vijilarlo — Cuando el niño grita y no duerme, es
que sufre, — es necesario entonces buscar cual es la causa;
puede ser que sea el vestido que lo incomode, una posi-
ción inconveniente, un alfiler que lo punce, un cólico, ú
otras incomodidades que le impidan el descanso.
Durante el sueño, el niño está acostado en una cuna in-
móvil, las cortinas de esa cuna no deben servir mas que
para guardar al niño de la corriente del aire y dejar las
cortinas siempre medio abiertas. — La paja de avena ó de
crin para las almohadas es lo solo que debe emplearse. Se
necesita colocar la cuna del niño de modo que la luz no le
llegue ni por delante, ni al costado; — Se deben acostum-
brar á dormir con los brazos fuera de los cobertores y des-
cubierta la cabeza, cuando el pelo es bastante abundante.
Dentición.
Del sesto al octavo mes, rara vez después del año, se ven
aparecer los primeros dientes que siguen hasta veinte
— 40 —
entre un año y dos y ofrecen de este modo uno de los fe-
nómenos mas constantes de la primera edad; — estos pri-
meros dientes se llaman generalmente los dientes de leche.
Desde luego aparecen los incisivos medianos de la man-
díbula inferior, después los de la superior; en seguida
los incisivos laterales inferiores y los incisivos laterales su-
periores. En tercer orden se muestran los primeros mo-
lares inferiores, después Jos superiores; en cuarto lugar
los caninos inferiores y superiores y en fm los segundos
molares. Siempre el trabajo empieza en la mandíbula in-
ferior antes que en la superior, los incisivos salen del oc-
tavo al dozavo mes; los primeros molares á los 18 meses
y 2 años, y los caninos y segundos molares, hacia los 2 %
años. El tejido de las encías es poco exitado y estendido,
pero se adelgaza y se agujerea en varios puntos, entonces
la corona aparece y sale hasta el cuello.
Después de esta erupción es cuando la raíz de los dieu-
tes acabado formarse. Esta primera dentición, sin duda
no es una enfermedad, como no lo seria en otra edad, y
ciertamente se exagera atribuyéndole la mayor parte de
las dolencias de la infancia. El gran trabajo que se efectúa
entonces en la boca aumenta la tendencia que ya tiene la
sangre de ascender á la cabeza, y el dolor que frecuente-
mente acompaña á ese trabajo, se añade á la susceptibili-
dad nerviosa que es ya propia de los niños.
Cuando empieza la primera dentición, ni la estación ni
la progresión son todavía posibles; sin embargo, ya el niño
procura pararse, y se han producido muchos movimientos
parciales. En el mismo orden que se desenvuelve la inte-
ligencia del niño, vése á ése pequeño ser, mover sus labios,
sus manos, su cabeza, sus miembros etc., manifestando
todos esos lijeros movimientos, la actividad que posee ya
su cerebro.
Desde el momento que el niño empieza á caminar y ha
— 41 —
pronunciado algunas palabras, hasta la edad de siete años,
sus órganos se desarrollan, y se modifican tanto, que en
pocos años no se conocen mas; — no solamente el cuerpo
ha tomado proporciones nuevas, sino la espresion de la
cara, no es la misma, y el carácter es mas marcado.
En esta época, habiendo adquirido el niño alguna fuer*
za, son algo mas sólidos los alimentos que recibe su estó-
mago. Esta transición de una alimentación esencialmente
líquida á otra que debe serle de menos en menos todavía,
se llama des'ete. No puede ni debe jamás hacerse brusca-
mente, tanto cuanto sea posible, pues el estómago sufriría
por ese cambio muy precipitado, una digresión, una fati-
ga que no dejaría de ocasionarle algunos accidentes.
Eu cuanto á los medios que es necesario emplear para
operar el destete absoluto, son mucho menos d'fíciles de lo
que se supone, pues por lo general un niño que ha llega-
do bien á los 16 ó 18 meses, teniendo ya el mayor nú-
mero de dientes, y habituado desde algún tiempo á tomar
potages, sopas y bebidas lácteas, no se resentirá de ese
cambio alimenticio. Juzgo oportuno recomendar á las ma-
dres de familia la importancia que merece el tener siem-
pre á igual temperatura ese líquido complementario de la
alimentación de los niños.
A los 3 años el desenvolvimiento intelectual y moral de
los niños es mas marcado, y diremos que entonces es ver-
daderamente cuando el hombre adquiere mas conocimien-
tos. La locomoción está en pleno ejercicio; los huesos se
fortifican mas y mas; los músculos se señalan, la mayor
actividad se descubre en la doble función de las sensacio-
nes. de los movimientos y de las espresiones. El niño po-
see entonces una locuacidad inagotable; el sueño está en
razón de una vigilia tan continua y fatigante; sin embar-
go, como el sistema nervioso, mas desarrollado, posee
mas fuerza, ese fenómeno no acontece sino una vez cada
— 42 —
24 horas; pero el sueño es profundo y se prolonga de 10
á 12 horas. En cuanto á la vida orgánica, todas las fun-
ciones están en adelante eu actividad, con los mismos sig-
nos que en la edad adulta. Solamente se diferencian en
que adquieren cada dia mayor fuerza y consistencia; así,
gran actividad de los sentidos é intelectual, moral, muscu-
lar, gran apetito, — tales son los caractéres principales de
esta época.
Enfermedades.
Vamos á esponer las ideas generales sobre las diversas
enfermedades á que está espuesta la infancia.
Durante el periodo que se estiende del nacimiento á la
pubertad, es cuando Ja educación física y moral presenta
el mayor desenvolvimiento y sufre mas modificaciones.
El niño recien-nacido es tan diferente del que ha llegado
álos 10 ó 12 años, que nada hay de comparable entre am-
bos, en nada se asemeja a sí mismo; son dos seres com-
pletamente distintos bajo el punto de vista de la organiza-
ción física y del desarrollo de las facultades intelectuales.
Concíbese desde luego los esfuerzos considerables que la
naturaleza debe hacer durante la infancia y porque el
hombre durante este periodo está mucho mas espuesto á
las enfermedades que en otra época de su existencia. En
efecto, el niño es aílijido no solo por las dolencias inhe-
rentes á su edad, sino también por casi todas las que se
observan en el transcurso de la vida. Así pues, ¡cuán-
tos cuidados, cuánta consagración requiere la infancia para
su conservación!
Durante largo tiempo se han observado mal las afeccio-
nes de la primera edad, y en vez de procurar vencer la
dificultad de su diagnóstico, se ha empezado por suponer
causas á las cuales se pretendía deber referirse todas ellas;
a dentición, el crecimiento etc., han sido durante siglos
— 43 —
considerados como principales causas de las enfermedades
de la niñez, y aun hoy algunos médicos se inclinan bas-
tante á exajerar la influencia perjudicial de esas condicio-
nes diversas. Esas causas no son por lo común sino muy
secundarias ó simplemente ocasionales: es natural que los
niños que son organizados á la manera de los adultos, que
sobre todo están sometidos á las mismas influencias físicas
y cuya debilidad misma los hace todavía mas impresiona-
bles, estén sujetos 'a las mismas enfermedades. Pero sus
afecciones tienen quizá bajo diversos aspectos, mas analo-
gía con las de la vejez que con la de la edad adulta. El
niño parece muy diferente del viejo bajo el punto de vista
fisiológico;— en el uno, todos los órganos son flexibles,
móviles y tendentes al desenvolvimiento; — en el otro, hay
al contrario sequedad, rigidez, dificultad para moverse y
todos los órganos tienden á retrogradar ó anularse; el ni-
ño empieza y se ensaya en el vivir mientras que el viejo
se debilita y se extingue por grados. Sin embargo, á pe-
sar de esas grandes diferencias, las enfermedades de los.
estrenaos de la vida ofrecen varios puntos de semejanza
muy resaltantes: la debilidad que es el carácter distintivo
de la vejez y de la infancia, aunque dependiente de causas
distintas, imprime á diversas de sus enfermedades formas
comunes y una marcha análoga; las alteraciones del encé-
falo son mas frecuentes entre ambos que en la edad adulta,
y casi todas las enfermedades graves en la infancia y la
vejez, comienzan por sintonías cerebrales que con frecuen-
cia señalan desde luego las lesiones principales. La delica-
deza de los órganos en los niños, su debilidad en los vie-
jos, dan al curso de sus enfermedades un carácter común,
ya una terminación pronta y funesta, ya al contrario una
marcha larga y crónica. Bajo esta última forma el enfla-
quecimiento alcanza entonces entre ambos al último gra-
do; las facciones se alteran del mismo modo y los niños
— • 44 —
parecen diminutos viejos; pero la diferencia notable que
existe entre las afecciones graves de los niños y de los
viejos, es que si los unos y los otros caen con frecuencia
rápidamente en una gran postración de fuerzas, los pri-
meros se fortifican mas pronto y generalmente que los se-
gundos, porque los órganos del niño no estando sino me-
diocramente consumidos pueden recuperarse con facili-
dad, en tanto que en los viejos la sensibilidad se halla ago-
tada y apenas es susceptible de reacción.
Los periodos que se pueden establecer en la duración
de la infancia, no pueden ser perfectos, no se pueden di-
vidir bien; pues el cambio que se opera en el organismo
es lento y gradual, y aunque existan diferencias capitales
en los puntos estremos de la infancia, se debe reconocer
que se establecen por graduaciones insensibles de un año
al otro.
En la división fundada sobre la época de las dos denti-
ciones se deben estudiar las enfermedades de los niños;
parece lo mas natural, desde el momento del nacimiento
hasta la primera dentición, que entre la primera erupción
dentaria y la segunda dentición.
Desde el principio del nacimiento hasta el de la segunda
dentición, los niños están sujetos á las enfermedades,
cuyos caractéres de gravedad ofrecen diferencias, que de-
penden siempre de la evolución fisiológica.
Las enfermedades mas activas y también las mas inevi-
tables, son las que se manitiestan con la revolución den-
tal. Es muy raro y difícil que un niño eche los dientes sin
esperimentar algunos trastornos intestinales ó funcionales,
que con frecuencia comprometen la vida del mas robusto.
Generalmente, durante esta série de períodos, necesaria
á la aparición de los dientes, los niños está exilados é irri-
tados; pierden el apetito, y es precisamente durante estos
momentos Jos mas críticos, cuando el estómago requeriría
— 45 —
mas cuidados, una comida mas completa, mientras que las
nodrizas y las desgraciadas madres se esfuerzan todo lo po-
siLle por cargar el estómago del niño con tisanas ú otras
sustancias nutritivas, con el objeto de calmar los sufri-
mientos inseparables de la dentición, ó al menos por dis-
traerlos.
Esta alimentación intempestiva, contraria á las exigen-
cias de la naturaleza, aumenta los peligros de la evolución
dentaria, suscitando en el tubo digestivo una irritación
mayor todavía, cuya inlluencia sobre los demás órganos
importantes contribuye á desenvolver nuevas manifesta-
ciones de enfermedades, tales como las congestiones cere-
brales y las convulsiones.
Los accidentes mas graves y mas tenaces son los que
tienen por sitio el conducto alimentario. Entre casi todos
los niños el trabajo de la dentición es acompañado de diar-
rea, algunas veces intensa, de color verdoso, de leche
cuajada, conteniendo materias gredosas y aun sanguino-
lentas.
En ciertos casos se manifiestan piojos, y alguna vez oca-
siona la caída del rectum.
Esos accidentes que preceden algunos dias á la apari_
clon de los dientes, persisten frecuentemente y duran
entonces hasta la aparición del grupo entero. Esto es lo
que agrava el peligro, cuando la salida de los dientes se
sucede muy precipitadamente. Alguna vez tales acciden-
tes se prolongan por una alimentación tanto mas dañosa
cuanto que el tubo digestivo está mas irritado y menos
dispuesto á la función de la digestión; en dicha circuns-
tancia, los alimentos mal digeridos provocan una estimu-
lación peligrosa y á las vias de absorción producen ele-
mentos de reparación.
Durante toda la serie de esos accidentes, se guardará
bien de aconsejar el destete, á menos, sin embargo, que se
— 46 —
haya positivamente reconocido que la leche de la nodriza
contribuye á mantenerlos.
El uso de los baños durante la dentición, favorece sobre
todo la regularidad de todas las funciones y la piel en par-
ticular. Los baños tibios se emplean muy frecuentemente
y con tanta mas razón cuando la estación es menos dura.
Esta práctica es ventajosa; facilita la circulación general y
capilar, calma la exitacioná que los niños están tan espues-
tos, y los predispone á un buen sueño.
La acción de diversos agentes sobre el cutis, la mucosa
pulmonar , la mucosa digestiva , pueden explicarnos los acci-
dentes y las enfermedades numerosas y especíales que se
desarrollan en el niño recien nacido.
La mucosa pulmonar a n contacto con el aire atmosférico y
todavía poco acostumbrada á este contacto, es vivamente
impresionada por un aire frió y húmedo, sobre todo, si
este es al mismo tiempo alterado por la acumulación de un
gran número de niños en una localidad estrecha: bajo es-
ta influencia combinada se ven bronquitis , pulmonías , que
se desarrollan con la mayor facilidad y ocasionan cada año
la muerte de un número considerable de niños.
La mas frecuente de todas las enfermedades toráxicas es
sin comparación la pneumonía, que entre los viejos y los
niños es pur lo común doble y se manifiesta bajo la forma
lobular. También en esas dos edades es cuando son laten-
tes las flegmasías del parenquima pulmonar ; empiezan
casi siempre por simples bronquitis que desde luego pare-
cen muy ligeras; poco á poco se comunica la inflamación
al tejido vesicular del pulmón sin manifestarse ninguna
especie de dolor, ni aun alguna vez con estorbo notable en
la respiración. Esta enfermedad es en consecuencia mas
incidiosa en los niños que no escupen, mientras que la ex-
pectoración, alguna vez sanguinolenta, puede al menos
llamar la atención entre los viejos. Esta especie de pneu-
— 47 —
monia es la que causa el mayor número de víctimas en la
infancia.
Las membranas mucosas de la boca, de la garganta, de las
broncas , á las cuales las mismas observaciones deben ser
aplicadas, son igualmente atacadas, sea en algunas de las
exentemas que precede, sea en los aftos, en las anginas
t axilar es ; traqueales y en el croup ; este último es uno de
los escollos mas peligrosos que la infancia puede encontrar.
La mucosis de las- vías dijestivas llamada á una nueva
función, á dijerir la leche tragada por el niño, muchas ve-
ces recibe de esta impresión una influencia deleterea y es
claro ver entonces reproducirse enfermedades en esta par-
te, y la particular el muguete los vómitos y la diarrea.
Para los ojos la acción del aire, sobre todo si es frió y
húmedo, determina frecuentemente oftalmía y particular-
mente la oftalmía purulenta que presenta un alto grado de
gravedad que ocasiona muchas veces la pérdida de la vista.
Casi todas las entozoaires del cuerpo humano han sido
halladas entre los niños; pero hay una clase de esos anima-
les, las lombrices intestinales, que no se hallan sino muy
raramente en el niño algún tiempo después del nacimien-
to. Se desenvuelven alguna vez desde la edad de un año
y se multiplican en ciertas circunstancias de una manera
extraordinaria.
Se encuentran en los niños las diferentes especies de
lombrices intestinales descritas por los helmintologistas,
pero su frecuencia proporcional es muy diversa. Asi se
observa la ascáride lombricoide , el oxiure vermicular , mas
comunmente en la infancia que en cualquier otra edad.
Algunos autores admiten que los helmintos ó lombrices
intestinales tienen por causa remota una asimilación com-
pleta de materiales nutritivos sobreabundantes. Aunque
sean hipótesis, se puede reconocer la influencia de las
causas siguientes;
— 48
Herencia ;Es incuestionable que cierto número de niños
reciben de sus padres la predisposición á las enfermeda-
des verminosas.
Edades : Las ascárides son sobre todo frecuentes de los
3 á los 10 años.
Constitución : Supónesc que los gusanos ó lombrices
son mas comunes entre los niños rubios cuya piel es fina;
en una palabra, entre los que poseen los atributos del
temperamento linfático.
Atribúyese á los alimentos la producción de las ascári-
des, y algunos médicos dicen que predisponen de una
manera evidente el uso de la lecne, un régimen exclusi-
vamente vegetal, los dulces y el abuso de las frutas.
La existencia de las es:arides no la juzgamos peligrosa
sino en los casos en que su número es muy considerable,
ocasionando entonces accidentes bastante graves para pro-
ducir la muerte.
Las eró futas que es lo que ataca mas á la infancia, se ve
desarrollar sobre todo, en condiciones de acreacion insufi-
ciente y da indigestiones.
Cuando la alimentación es de mala ealidad / siendo la
de un animal demasiado fuerte para un niño rucien naci-
do, se produce una surexitacion funcional en el tubo di-
gestivo, causando diarreas serosas; ellas son la señal del
estado enfermizo especial del niño; la porción de esos ali-
mentos de asimilación de ínula calidad que absorven los
vasos chiliferos es inmediamente puesta en contacto con
los gangliones entero mesan téricos, encargados de concurir
á la elaboración de esos productos, destinados á hacerle
realizar una primera ó mas bien segunda digestión; le im-
primen nuevas transformaciones y los purifican antes que
penetren en el torrente circulatorio para dar nacimiento á
la sangre.
Compuestos así esos productos de la digestiva estomacal,
— 49
en vez de poner en juego las funciones fisiológicas,
producen una verdadera irritación específica que acarrea
cierto estado congestional bien legítimo.
Las exitaciones mantenidas y aumentadas de dia en dia
durante algún tiempo, no dejan de tener esos aparatos en
cierto estado de orgasmo patogénico. Sus propiedades fi-
siogénicas se transforman; los productos que debían de al-
gún modo destilar, no lo son en el mismo sentido; su vita-
lidad acrece pervirtiéndose el obstruimiento que resulta
dañoso ulteriormente á la función, y adquiere bien pronto
nn desenvolvimiento sobrenatural que los autores han lla-
mado carrean ú obstruimiento ganglíonario entero-mesenté-
rico. Tal es para todos los prácticos esperimentados el
punto de partida de la escrófula y de la raquitis.
La asociación que existe entre la energía, la rapidez y
la frecuencia de los movimientos del corazón, la grande
actividad de la circulación general, la sensibilidad del cú-
tis, el gran número de vasos capilares, nos parece en fin,
suficiente para concebir la disposición tan marcada del niño
á todas las enfermedades erúpticas agudas . Parecen en-
contrar condiciones favorables para su desarrollo como el
sarampión , la viruela , la escarlatina , y varias eru pcioues
anormales que el mas mínimo movimiento febril produce
en la infancia.
Si el niño posee una constitución eminentemente linfá-
tica, no es susceptible de una vitalidad tan grande; su re-
gularidad funcional muy persistente facilita el desenvol-
vimiento de todas las producciones parasitarias y de to-
das las vegetiones criptogámicas mas variadas.
Los temperamentos linfáticos escrofulosos son lo mas
ordinariamente la fuente de los tubérculos, de las cloro-
anemias, de todas esas formas de enfermedades de la piel,
favus, impetigo , ichthyosis , de todas las variedades de eczi-
ma. También entre ellos se desenvuelven mas común y
4
— 50 —
rápidamente esas formas especiales de enfermedades dif-
téricas, las anginas cuenosas (croup) que desde hace algu-
nos años aparecen en estos países cansando la desespera-
ción de la terapéutica y de los médicos.
En cuanto á las enfermedades que llamaré generales,
porque parecen apoderarse á la vez de todos los sistemas
de órganos sin que uno sea mas especialmente afectado
que el otro, y sin que después de la muerte pueda ha-
llarse señal alguna de alteraciones locales, son en estremo
raras entre los niños. Sin embargo, obsérvanse entre ellos
adinamias y caquexias, sin ninguna lesión orgánica, y esto
es aun un nuevo punto de contacto entre la patología de
los viejos y de los niños. Todas las funciones se debili-
tan alguna vez gradualmente y acaban por estinguirse
como en un estado de decrepitud, aunque el examen mas
atento de sus órganos no parezca presentar ninguna alte-
ración, ni se puedan esplicar las causas de esa languidez
que muchas veces no lo evita medio alguno.
Acabamos de recorrer el cuadro de las afecciones que
mas ordinariamente afectan á Ja infancia, y esas conside-
raciones preliminares son muy importantes, puesto que el
conocimiento de las enfermedades de esa edad es en defi-
nitiva el elemento mas precioso para constatar, cuando se
trata de establecer el diagnóstico. Las dificultades de ese
diagnóstico son, como se sabe, muy numerosas y muy
grandes; en los primeros años no pueden los niños espre-
sar sus sufrimientos por el lenguagc ni dar cuenta de las
sensaciones que esperimentan; cuando mas, por la espre-
ion de su fisonomía y por algunos movimientos particu-
lares guian al médico en sus investigaciones sobre la fuente
del mal.
Esta oscuridad que envuelve sus enfermedades, importa
no solo la falta de medios de espresion, sino que también
hace que las mismas enfermedades se presenten bajo formas
51 —
mas complexas y mas incidiosas ; en efecto, tan pronto
en la primera edad las indisposiciones, mas ligeras, una
fiebre efímera, una indigestión, se anuncian por los fenó-
menos mas graves, por una fiebre intensa, por convulsio-
nes, ora al contrario las desorganizaciones mas profundas
se operan de una manera latente, sin reacción, y por in-
cidencia alguna vez sin síntomas.
Las circunstancias propias que ejerce una acción noci-
va sobre los niños recien nacidos, no obran siempre del
mismo modo. La facilidad del desarrollo de las enferme-
dades, su gravedad mas ó menos grande y su fin, malo ó
próspero están subordinados á las circunstancias siguientes:
I o . La acumulación de los niños en un cuarto relativa-
mente pequeño, en localidades donde la ventilación y el
cambio de aire son insuficientes.
2 o . La temperatura baja ejerce igualmente una iufluen-
cia nociva en los niños recien nacidos en razón de la ac-
ción directa sobre la calorificación hasta el punto de oca-
sionar una muerte instantánea. Los resultados estadísti-
cos demuestran que en estaciones frías la mortalidad de
los niños es mas considerable,
3 o . Los defectos del celo higiénico, sea resultado de la
miseria, sea del abandono de los niños, los precipita fácil-
mente á la influencia de estos agentes diversos, resultan-
do de esto un aumento en la frecuencia, en la gravedad de
las enfermedades, de lo que proviene una mortandad mas
considerable.
IN'o entra en nuestro plan indicar aquí la indicación de
los medios terapéuticos aplicables á las dolencias de la in-
fancia*, nos concretamos con dar una indicación de la
higiene que conviene á esa edad, donde mas que nunca
se debe buscar sobre todo para prevenir el mal.
Las causas de las enfermedades de la infancia son casi
siempre difíciles de conocer, y frecuentemente están
52 —
reducidas ó simples congeturas. Otras ve'TS al contrario,
se pueden precisar con bastante exactitud las causas que
las predisponen y que las ocasionan.
Si le es necesario al médico conocer el estado fisiológi-
co para llegar con exactitud al diagnóstico de las enferme-
dades, es sobre todo en la infancia que este conocimiento
es indispensable.
En efecto, si el médico no lo ha adquirido, está siem-
pre espuesto á cometer graves errores al lado del enfer-
mo. Una vez quedará indeciso, otra no sabrá si el pulso
está débil ó nó, otra sorprendido por la rapidez do los movi-
mientos respiratorios y de la fuerza del murmurio ve Acular-,
podrá creer una lesión grave en los órganos de la res-
piración, ó bien todavía el desenvolvimiento y la hincha-
zón del aMoim.cn unidos á una ligera diarrea, fijarán es-
clusivamente su atención cuando fenómenos mas ocultos
escapan á sus investigaciones.
El exámen clínico de los niños presenta á los médicos
dificultades que resultan, sea de la edad de los enfermos,
sea del carácter de las enfermedades; de ahí viene que el
médico tiene frecuentemente dificultades para llegar á un
diagnóstico exacto y tiene que formular un tratamiento
sin tener idea precisa de la afección que tiene en vista-
Esta ignorancia puede tener consecuencias graves, sea
porque la terapéutica es inútilmente activa ó mal aplicada,
sea porque es especiante en casos que reclaman pronto
socorro y una medicación enérgica. Llamamos mucho la
atención sobre este punto; los médicos que curan á los ni-
ños, no solamente no deben tener la culpable negligencia
de hacer con ligereza el exámen de los niños enfermos,
sino que deben todavía prevenirse contra todos los erro-
res, por una atención particular. Si referimos la poca di-
ferencia que separa el cronp de la laringita espasmódica,
el triste resultado que puede ser la consecuencia de una
53 —
muy grande seguridad al principio de la primera de
estas afecciones, podemos hablar también de esas pul-
monías que están ocultas por síntomas cerebrales y que
dejan llegará un periodo, donde son incurables, no por
practicada la ocultación. La interrogación de los padres no
ofrece dificultades, y sin embargo, su importancia es tanto
mayor puesto que el niño responde con menos facilidad á
las preguntas que se le hacen.
Se necesita para recoger datos, emplear un tiempo con-
siderable, y sobre todo, usar mucha habilidad para entre-
ver la verdad en medio de los esfuerzos casi siempre
contradictorios de los padres. La dificultad en general es
menos, cuando tienen una cierta instrucción y buena vo-
luntad, que en las clases inferiores de la sociedad que no
hacen ninguna atención del detalle de la enfermedad que
tienen. El médico debe reconocer el grado de la inteli-
gencia de los padres, su instrucción, su veracidad. Debe
comenzar su pregunta por el punto sobre el cual le im-
porta mas el ser esclarecido. Debe volver muchas veces
sobre ciertos detalles á fin de ver si las respuestas con-
cuerdan siempre.
Antes de concluir quiero recordaros todavia, madres y
nodrizas, que debeis estar en guardia contra todas las pa-
naceas ofrecidas á vuestra credulidad por los empíricos de
todas clases disfrazados con diversos plumages, que igno-
rando las mas simples nociones de la medicina ó de la
terapéutica, se preocupan frecuentemente mas de los bene-
ficios pecunarios que obtienen, que de las ventajas tera-
péuticas que puedan conseguir. No echeis en olvido que
las especiosas fórmulas medicamentosas que la avidez de
los charlatanes se complace en multiplicar diariamente y
de las cuales muchas nos vienen de Europa, engañan
vuestra lejítima y sincera solicitud. Remedios de una uti-
lidad incontestable en medicina y cuyas propiedades son
54
bien conocidos, se convierten así en una fuente de peli-
gros entre las manos imprudentes que de ellos abusan.
¿No es en efecto bastante frecuente el veros alarmadas
por la manifestación de ciertas indisposiciones sobreveni-
das súbitamente á vuestros hijos, no hallar nada mejor
que conducir al débil paciente á un farmacéutico, pidién-
dole una medicina que cure ó al menos alivie sus sufri-
mientos? ¿En conciencia podrá un farmacéutico hacer el
diagnóstico serio sóbrelas mas ligera indisposición de un
niño recien nacido? Así, lo que sucede casi siempre, es
que juzgan insignificante el principio de una indisposición
para ellos mismos sin valor, porque son incapaces de apre •
ciar las causas. ¡Cuántos niños han sucumbido á conse-
cuencia de una pneumonía mal definida, con el uso de me-
dicamentos irritantes intempestivos!
Confites y juguetes.
Difícilmente puede hacerse una idea de la incuria é ig-
norancia de los industriales al emplear sustancias tóxicas.
Uno de los principales cuidados que deben tener pre-
sente las madres de familia y que reclaman las fiscaliza-
ción de las autoridades, es el colorido que comunmente se
dá á los confites, masas, decoraciones y juguetes de natu-
raleza sumamente perjudicial á la salud, sobre los cuales
he hecho mención en mi obra titulada Obsrvaciones sobre
higiene. Esos objetos comprometen la existencia de la in-
fancia y en la campaña es donde á menudo los confiteros
echan mano de tales ingredientes para dar color á sus
productos.
Quiero referirme á la preparación de plomo vulgarmen-
te llamada amarillo de cromo (cromato de plomo) que po-
see las propiedades venenosas comunes á todas las prepa-
raciones de plomo, y de la cual se sirven los confiteros
para teñir de amarillo.
— 55
Señalarémos también la preparación de mercurio llama-
da cinabro (sulfuro de mercurio) que es peligrosísima co-
mo todas las de mercurio insoluble y que no obstante se
usa algunas veces por los confiteros en reemplazo del car-
mín.
Igualmente es dañoso el cobre metálico en finísimas lá-
minas, que bajo el nombre de oropel se emplea para dorar
dulces y varios objetos. En ese estado el cobre es fácil-
mente disuelto por los ácidos gástricos, con grave peligro
de la salud.
Igual cuidado merece el cardenillo (su b -acetato de co-
bre), el verde de Scheell (arseniato de cobre) y otras subs-
tancias que muy á menudo son empleadas en la confección
de chiches ó juguetes, y lo que es mas peligroso aun, con
barniz de gelatina el cual siendo soluble en el agua, es di-
suelto por los niños que tienen la natural propensión de
llevarlo todoá la boca.
A este respecto, el Correo de la Gironde del año 1861
cita el hecho siguiente :
« Un niño de tres años acaba de sucumbir después de
75 dias de padecimientos, por un envenenamiento sobre-
venido en circunstancias de que habiéndosele dado un ju-
guete llamado barco chino, lo llevó varias veces á la boca.
Al cabo de 24 horas se manifestaron en él síntomas de en-
venenamiento cuyas consecuencias no pudieron evitarse á
pesar de los cuidados que durante dos meses y medio se le
prodigaron. Un médico de esta ciudad ha encontrado arsé-
nico y cardenillo en los colores del juguete. »
Jamas será demasiado la insistencia en convencer á las
madres del grave peligro que desgraciadamente se presen-
ta con harta frecuencia, cuando someten sus hijos á la asis-
tencia de curanderos para curarlos de lo que vulgarmente
se llama empacho y que no es sino una gastro-enleritis.
Menos mal seria si esos charlatanes ó las madres se
56 —
sujetasen al tratamiento por medio de emplastos gomo-re-
sinosos aplicados debajo del estómago, (enelepigast.ro) y
llamados polvos de empacho que se amasan con caña reba-
jada y cuya composición es una mezcla de incienso, mirra
tusia preparada; pero por desgracia la audacia y la igno-
rancia son inseparables, y esos curanderos, con la mayor
franqueza no vacilan en administrar advisum mas ó menos,
como si fuera azúcar, un veneno cual lo es el caibonato de
plomo (albayalde) que suelen dar en suspensión en emu-
lcion de nueces.
Ademas, conviene observar que la gran cantidad de nue-
ces, avellanas y almendras que los niños acostumbran co-
mer y que nos vienen del estrangero, llegan casi siem-
pre alteradas por la travesía del mar, haciéndose rancio el
aceite que contienen y que puede ocasionar irritación en
el estómago, en la garganta y llagas en la boca.
El té, el café y el mate, este último tan general en estos
paises, tomado por los niños, suelen producir aumento en
los movimientos del corazón. En vista de esto no seria exa-
gerado creer que las enfermedades di 1 corazou tan frecuen-
tes entre nosotros, provienen en parte del uso exagerado
del mate desde la infancia.
Mantegazza, en 30 esperiencias practicadas por él, re-
presenta con las siguientes cifras el aumento de los movi-
mientos del corazón verificado en la misma unidad de
tiempo por diversas bebidas calientes tomadas todas á la
temperatura de 40° Réaumur.
Agua
Té
46.6
Café
Cacao
Mate
Coca
159.2
Respecto de la coca en dósis elevadas (de 30 á 60
gramos), he aquí lo que dice el referido autor: «Ocasiona
una liebre intensa, alucinaciones y uu verdadero delirio :
su acción exitante sobre el corazón es mas poderosa que la
del té y del café. La sustancia que mas se aproxima á la
coca bajo este punto de vista, es el mate (iufusion de ilex
paraguayensis. »
Hospital tle los niños.
Hay dos cuestiones que resolver sobre los hospitales de
los niños : si es preciso en cada hospital consagrar una ó
dos salas para los niños, ó bien establecer pata ellos un
hospital especial.
En nuestra opinión, débense establecer casas especiales
de ese género para los niños, y aun destinar secciones
particulares para ciertas enfermedades.
Sobre esta materia he aquí algunos principios que es
importante no perder de vista :
En primer lugar, un hospital de niños debe establecerse
en un vasto espacio, en medio de patios y jardines que
separen los diversos cuerpos del edificio que lo componen.
En segundo lugar, es preciso establecer divisiones par-
ticulares para cierto número de enfermedades, tales como
las escrófulas , oftalmías , enfermedades del cutis y agudas.
En tercer lugar, es indispensable que las salas sean
numerosas y de poca estension ; que cada una no contenga
sino un pequeño número de niños, diez ó doce á lo mas ;
que sean suficientemente ventiladas y calentadas. La acu-
mulación en las salas dá una fisonomía particular á las
enfermedades que se curan, toman un carácter de grave-
dad insólito. los niños caen en un decaimiento estremo y
la muerte causa en ellos mayores estragos.
En cuarto lugar, es preciso poner enfermeras en número
mas considerable, como no sucede en los hospitales para
adultos.
— 58 —
No se deben colocar en las salas estufas de fierro, por-
que producen intoxicaciones , principalmente en los niños,
por el gas óxido de carbono, causando los sintomas que
generalmente se designan con el nombre de meningite
cerebral.
Aunque las salas de los niños sean numerosas, es tam-
bién necesario que sean bastante grandes y que las camas
estén separadas para que el aire pueda circular y reno-
varse fácilmente. En efecto, una influencia higiénica muy
poderosa para la terapéutica de los niños, es la del aire.
No hay edad en que el aire puro sea mas preciso que en
la infancia; desde luego, porque se absorve prontamente
mas aire en esa edad que en ninguna otra época de la
vida, en un tiempo dado, y en seguida porque las causas
particulares dependientes de la debilidad misma de la in-
fancia tienden á viciar con prontitud el aire que respira;
las excreciones bastante abundantes y fétidas, y entre las
cuales se halla no pocas veces el niño, alteran necesaria-
mente la atmósfera que le rodea, y esta influencia de las
emanaciones estercólales y urinarias es todavía mas dañosa
que en el estado de enfermedad en que adquieren ordi-
nariamente un olor mas fuerte. Si la atmósfera en que
están los niños no es muy pura, y sobre todo si está car-
gada de miasmas que se desprenden continuamente de los
cuerpos vivos enfermos, bien pronto su constitución se
altera, languidecen y contraen entonces muy fácilmente
todas las enfermedades contagiosas á las cuales están es-
puestos con tanta frecuencia. Obsérvase entonces que las
enfermedades, especialmente las eruptivas, son muy gra-
ves y la mayor parte de las veces mortales.
En Montevideo, la creación de una sala particular para
los niños, seria un gran beneficio ; en general están colo-
cados en los mismos departamentos de los enfermos, al lado
de hombres y mugeres, á menudo corrompidos por el
— 59
desarreglo perjudicial y espuestos á las enfermedades que
son su consecuencia. Si su constitución física puede sufrir
seguramente sufren mas sus costumbres. Los niños en-
fermos hallarían en una sala que les perteneciese esclusi-
vamente, los cuidados particulares que no pueden recibir
de ninguna manera en las locales ocupados por los dolientes
de mayor edad.
Educación intelectual.
En los niños es necesario evitar con cuidado todo tra-
bajo intelectual demasiado fuerte ? y las emociones dema-
siado vivas. Estas causas diversas determinan algunas ve-
ces accidentes nerviosos, ó bie^ cuando vuelven á repe-
tirse, dan al sistema nervioso yfna sensibilidad tan grande,
que puede durar toda la vida, de los cuales resultan ner-
vrosas de diversa naturaleza.
En fin una regla muy importante que se debe observar
en los niños, es evitar que no contraigan hábitos viciosos,
pues en la edad joven, estos hábitos se toman con la mayor
facilidad, y después no se pueden quitar.
Si el niño es convenientemente educado en la casa pa-
terna, si es alimentado con los pechos de la madre, se
constituye el lazo mas indisoluble de la familia, impone á
la que le dió á luz el cumplimiento de sus deberes é im-
pulsa al autor de sus dias á practicar las virtudes conyu-
gales.
En tales condiciones, el niño no conoce ni profesa mas
afecciones que hácia quienes todos los dias le acarician y
le dán nuevas pruebas de amistad y de tierno afecto. Sus
deseos, su voluntad son para él una ley á que se somete
sin murmurar una sola palabra; obedece contento y con
confianza.
Desarrollándose con ellos, se asemeja á su modo de ser,
adquiere sus gustos y sus hábitos, y contribuye continua-
— 60 -
mente á modificar sus caractéres por los rigores que en-
gendra su propia educación. Esclusivamente con este pro-
cederes que puede llegar á desenvolverse entre el padre
y la madre, entre el hermano y la hermana, esos senti-
mientos recíprocos que vinculan los unos á los otros, que
hacen del padre y de la madre unas autoridades suaves y
duraderas, la cuna de la familia, de las sociedades y de las
naciones.
Al contrario, cuando de la casa paterna son transpor-
tados los niños al campo ó á otras fami’ias, esta trasplan-
tación que se efectúa casi siempre desde el nacimiento,
ese hecho es una de las mayores desgracias que pueden
afligir á la sociedad. Entonces le faltan al niño las prime-
ras caricias, los primeros é inocentes placeres, los amoro-
sos besos de sus padres y la mano querida que enjuga sus
tiernas lágrimas. Forzados á buscar consuelo en una amis-
tad que les es estraña, acaban de romper la cadena natu-
ral cuyos eslabones arrancaron primero sus propios pa-
dres. Entonces débese temer esa justicia eterna que
espera en silencio, la ejecución de sus leyes inalterables
que castigan la indiferencia de los padres con la de sus
hijos, y la de ios gobiernos con la de las familias, pues
únicamente el amor paternal es el que hace nacer el amor
de la patria.
Vacuna (I).
Considerando el número de niños no vacunados que se
encuentran en Montevideo durante las epidemias de vi-
(1) La estatua de Jenner, el inventor de la vacuna, filé inaugurada
el 1 1 de Setiembre del presente año en Boulogne-sur-mer (Francia)
en presencia de las autoridades de la ciudad y del comité del monu-
mento debido al cincel del estatuario M Eugéne Paul.
¿Cómo se levantaría en Francia al cabo de mas de medio siglo, la
estatua del inventor de la vacuna, sino se hubiesen reconocido los
beneficios de esa invención realizada por un inglés?
— fír-
mela, dá pena el ver cuan pocos son los que disfrutan de
los trabajos del médico que se encarga de la propagación
de la vacuna. Es necesario aumentar el celo y emplear
todos los medios que pueden vencer la repugnancia que
impide á la concurrencia aprovecharse de la beneficencia
de la vacuna.
La propagación de la vacuna debe ser uno de los objetos
primordiales de la Junta de Salndridad Pública. Su acción
preservativa es un hecho ya admitido, una verdad vulgar-
mente reconocida ; la epidemia se detiene ante la vacuna.
Se sabe que la preservación vacunal no es absoluta; ella
se debilita con el tiempo para desaparecer al fin de un
cierto número de años, y es por esto que debe apreciarse
la revacunación, tanto mas cuanto que con ella se ha estin-
guido la epidemia de toda una ciudad, de toda una pro-
vincia.
La vacunación puede ser aplicada á todo iudividuo,
puede ser empleada en todas las épocas de la vida, pero,
es de observación constante que dá mejor resultado y
causa menos trastornos en la salud de los niños que en los
adultos y en los viejos. También se presta siempre con
los niños que tienen Ja ocasión de vacunarse; es de dos
ó tres meses después del nacimiento que se debe someter
á los niños á la vacunación. Todas las estaciones son fa-
vorables á la acción de la vacuna.
Es preciso sin embargo evitar lo mas que se pueda el
vacunar durante los grandes fríos y los grandes calores.
Es siempre preferido el vacunar á las personas de buena
salud y fuertes; sin embargo, se debe evitar el someter á
esta operación á los niños atormentados por la dentición ó
atacados de costras escematosas. La debilidad de la cons-
titución no debe ser un obstáculo á la operación.
El lugar de elección para la inoculación, es la parte es-
terna y superior del brazo.
— 62 —
El virus vacuno es tanto mas enérgico, cuanto que se
recoge en una época mas cercana á su formación, como
también cuando la corrupción ha comenzado. Regular-
mente se puede tomar la vacuna á todas las personas de
cualquiera edad : sin embargo, se busca con preferencia
la vacuna de los niños por haber demostrado la esperien-
cia ser mas activa y de un efecto mas cierto. Se debe bus-
car lo mas posible un niño de salud robusta.
La vacuna tiene como todas las enfermedades eruptivas
periodos distintos; nosotros admitimos tres: el primero
de incubación , el segundo de inflamación ó de erupción, y
el tercero de disecación. El primer periodo empieza en el
instante mismo en que se hace la picadura ; se forma casi
instantáneamente un círculo rosado superficial de! diámetro
de 20 á 30 milímetros, que desaparece después de algunos
minutos, dejando una tumefacción ligera que persiste
algo mas.
Desde esta época hasta el tercero ó cuarto dia, no se
ven sino las señales de una ligera picadura, sin la menor
apariencia de trabajo inflamatorio. Hacia el fin del tercer
dia ó la mi tad del cuar to, comienza el segundo periodo. El
dedo sigue perfectamente una pequeña dureza en los
puntos donde se lian hecho las picaduras, y bien pronto
se vé aparecer una pequeña elevación de color rojo claro.
El quinto dia dicha elevación se deprime ligeramente en
punta y causa un poco de comezón. En el sesto se estiende,
se deprime mas en el centro ) se rodea con un círculo
rojo de 1 á 2 milímetros de ancho. El séptimo dia el
boton tiene enteramente el aspecto de una pústula; el
rodete circular se aplana y adquiere un tinte plateado ; la
aureola se ensancha. El octavo dia la pústula se hincha, se
umbilica mas profundamente y toma un tinte mas subido;
el circulo rojo que hasta esta época ha circunscrito la pús-
tula, palidece un poco y se propaga como por irradiación
- 63
en el tejido celular inmediato. El noveno dia es mas ani-
mado el trabajo local, Ja pústula aparece cercada de una
areola bermeja. El décimo dia se observa una ligera modi-
ficación ; el redondel circular se ensancha, la aureola
aumenta de estension, ocupa ordinariamente un círculo de
3 á 4 centésimos en derredor y se vuelve de un rojo mas
vivo ; desaparece también menos fácilmente á la presión de
los dedos. En esta época de la erupción, el sujeto vacunado
esperimenta alguna vez un dolor en las glándulas axilares,
y casi siempre un movimiento febril poco intenso, indicado
por bostezos, la largura de la cara y la aceleración del
pulso. El onzavo dia la pústula ofrece un color perla ó
aljofarado, su diámetro es de 8 á 10 milímetros, es dura
al tacto y ofrece la resistencia de un cuerpo estrechamente
unido á la piel ; el líquido que contiene es algo menos
transparente y ha perdido también su viscosidad. El dozavo
dia empieza el periodo de disecación ; la depresión central
toma la apariencia de una costra ; el humor encerrado en
el rodete ó círculo se esturbia y se hace del color de la
leche, la aureola palidece, el tumor vacunal se hunde y la
epidermis se descascara. El décimo tercero dia continúa la
disecación procediendo del centro á la circunferencia 5 el
rodete circular amarillea, se encoje á medida que la dise-
cación hace progresos, y la materia que contiene es ama-
rilla y puriforme. El dia décimo cuarto se endurece la
costra y adquiere un color amarillo subido. Del décimo
cuarto al vigésimo, Ja costra se solidifica, conservando la
forma umbilicada ; cae del dia 24 al 20, dejando una cica-
triz desde luego azulada y que se convierte en blanca
después de algunos dias.
En una ciudad de 60,000 habitantes, como la de Mon-
tevideo, son muy pocos los niños que se lian vacunado en
los 6 primeros meses del año. Hé aquí dos estadísticas
dadas por la administración de vacuna á la junta de hi-
giene.
64 —
La primera de los 6 primeros meses del año 1 865 ,
La segunda de los tres meses del año 1839.
Relación de los vacunados en el prim,er semestre del
año de 1865.
Varones 44
Mujeres 43
Total 87
Montevideo. Agosto 31 de 1865,
Isidoro Muñoz y Perez.
Copia .
ESTADO DE LAS PERSONAS NACEN ADAS
EN LA ADMINISTRACION DE MI CARGO EN LOS MESES DE JULIO Y SETIEMBRE
DEL PRESENTE AÑO ( 1839 .)
MESES
__________ ^
i
A.ÍSIOS
1
Edad
Varones
Mugeres
Total ¡
| Edad
Varones
Mugeres
Total
1
cc
((
8 I \
30
26
56
2
4
4
14
21
35
3
2
7
9 1 3
9
7
16
4
11
4
15
1 4
2
6
8
5
5
3
8 1
5
4
5
9
6
4
14
18
6
5
2
7
7
6
6
12
7
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1
í
8
5
7
12
8
4
((
4
9
1
3
4
9
2
3
5
10
1
3
4
10
<(
4
4
11
1
2
3 11
4
10
14
40
53
93
f
74
85
159
Personas vacunadas: 252. — Montevideo, octubre 10
de 1839.
Firmado
Dr. Juan Gutiérrez Moreno.
G5 —
Si comparamos las dos épocas veremos la inmensa dife-
rencia en favor del año 1839, á pesar de que en el trans-
curso de 25 años se ha duplicado la población de Montevi-
deo. Este fenómeno proviene de que entonces el público
era sordo para con los curanderos, prestando atención sola-
mente á los consejos de la ciencia. Sabia que la misión del
médico es no solamente curar las enfermedades sino tam-
bién prevenirlas, pues humanitaria en sumo grado lo es sin
duda la tarea de dictar reglas y consejos higiénicos en pró
déla salud y del bienestar dél pueblo,
Hoy que el charlatanismo crece como un gigante, los con-
sejos de los médicos no alcanzan á la mayor parte de las fa-
milias, la mortandad en la epidemia de viruela es espanto-
sa, y si la vacunación sigue decreciendo, de aquí á 6 años
no se vacunará mas en Montevideo, ni se revacunará co-
mo se practica en Inglaterra, en Francia y en Alemania.
La vacuna, esta medida tan benéfica como previsora,
seria de desear que se hiciera estensiva á todas las escue-
las municipales del Departamento. Para llevarse á efecto
seria necesario cometer á uno ó á mas facultativos el en-
cargo de constituirse personalmente en las escuelas y pro-
ceder á la vacunación de los niños no vacunados, previ-
niéndose con anticipación á los padres de familia. De otro
modo no es posible llenar el objeto, por la dificultad que
tienen los padres de familia que residen distante de la
dudad, para traer sus hijos á la Administración Central de
la Vacuna, único punto donde se administra.
No es posible rehusar la vacunación entre nosotros,
cuando todos los gobiernos, sobre todo en Europa, cono-
ciendo las ventajas de ese precioso descubrimiento, se em-
peñan en hacer gozar á los pueblos de ese beneficio inmen-
so. Han propagado la vacunación con tanto celo, que en
ciertos puntos casi no se observa la viruela, y en Monte-
video, para obtener igual resultado no habría mas que
5
66 —
poner en ejecución el decreto del 8 de febrero de 1860. Por
ese decreto se estableció en esta capital una casa central
de vacuna bajo la dirección de un facultativo nombrado
por el gobierno, ordenándose ademas lo siguiente:
« Todos los padres tienen el deber de vacunar á los hi-
jos antes de haber cumplido un año; los que faltando á
esta disposición, no justifiquen enfermedad que lo haya
mpedido, ó ausencia de la capital, incurren en una multa
de cuatro pesos, que deben entregarla a la caja de policia.
« Los tenientes alcaldes deben anotar los niños de
mas de un año que no esten vacunados, al tiempo de hacer
el empadronamiento anual, y la junta de higiene debe
recojer de la oficina en donde se depositen aquellos padro-
nes, las notas que considere convenientes.
«Los maestros de artes y oficios, los gefes de cualquiera
empresa industrial, y los preceptores y directores de escue-
las no deben admitir en los establecimientos, aquellos que
no presenten certificación del médico respectivo, de haber
sido vacunados.
« Los facultativos deben dar parte á la Junta de higiene
de cualquiera caso de viruela que ocurra y de su carácter
y en el mismo caso se hallan los padres de familia quienes
deben pasar inmediatamente aviso al teniente alcalde del
distrito. »
Huérfanos y expósitos.
En Montevideo, los niños que están cuidados por la ca-
ridad pública, provienen de dos categorías : I o los huér-
fanos son los que provienen de padres casados según ley ;
2 o los expósitos son aquellos que han nacido de padres
desconocidos. Sucede que éstos son depositados en el
torno y los otros son abandonados por las calles.
Los huérfanos están bajo la Comisión del hospital y son
educados por las hermanas de caridad en el mismo
67 —
establecimiento, donde reciben la educación debida á cada
sexo. Esta institución que ha tenido nacimiento en Mon-
tevideo en estos últimos años, 1857, época en la cual fué
desolada por la fiebre amarilla , que dejó un gran número
de huérfanos desamparados; esta institución, completa la
obra filantrópica que empezó por el torno de los expó-
sitos.
En Europa la estadística de la mortandad de los expó-
sitos, es siempre mas considerable. En Francia mueren
diez niños sobre cien legítimos, y mueren veinte sobre
cien ilegítimos; en Montevideo, la mortandad es mas con-
siderable, por lo que se vé en la estadística que sigue :
EXPÓSITOS ENTRADOS POR EL TORNO DESDE I o DE ENERO
HASTA FIN DE DICIEMBRE DEL AÑO 1864.
Varones 35
Mugeres 44
Total 79
FALLECIERON EN EL MISMO AÑO.
Varones 14 j 9 ,
Mugeres 11 )
Existencia 54
En Francia, la acumulación de los expósitos en un hos-
pital presenta numerosos inconvenientes, y es también
una causa muy grande de mortandad. Se hacen sentir es-
tos inconvenientes principalmente durante las epidémias
oftalmías virulentas. Estos inconvenientes no se presen-
tan en Montevideo, donde la mayor parte de los expósi-
tos están entregados á nodrizas que habitan el campo al
derredor de la ciudad, y que tienen en su casa leche en
abundancia, carne fresca, aire puro y habitaciones bien
ventiladas.
— 68 —
Sin embargo, para preservar á la primera edad de los
peligros que resultan del abandono de los expósitos a las
nodrizas que los llevan al campo, sin que la Sociedad de
Beneficencia pueda ejercer sobre ellos suficiente vigilan-
cia, propongo fundar en las cercanías de la ciudad, Colo-
nias maternales en las cuales se emplearían nodrizas ele-
gidas para cuidar los niños, instituyendo premios en favor
de las que mejor cumpliesen su tarea, propagando los mé-
todos de educación mas á proposito para fortificar á la vez
el cuerpo y el espíritu; en fin, poniendo en práctica los
recursos de que dispone la higiene para el desarrollo físico
de los niños antes de emprender el cultivo de su inteli-
gencia, y de legar al porvenir hombres sanos y vigorosos.
Después de haber pasado tres años con la nodriza, el
expósito es depositado en la casa Vidal del Gordon ,
donde se queda algunos años; aquí recibe un principio de
educación y de instrucción, y colocado bajo la vijilancia
de una directora, sale de este establecimiento para ser co-
locado en casa de la familia que lo pida : éstos son los es-
posos generalmente que no tienen hijos, y que los legiti-
man como si fueran sus hijos propios.
La tutela de los expósitos está confiada á una sociedad
de damas de Beneficencia que provee á sus necesidades, y
ejerce sobre ellos una \ijilancia activa y perseverante. Un
médico reglamenta lo que es relativo á la higiene y á la
medicina de los niños; éstos están mantenidos por la cari-
dad pública, pues que la Comisión está autorizada á pedir
á las personas pudientes y está siempre asegurada de una
protección adquirida honorablemente, y cuando la cauti-
dad recogida no alcanza á los gastos, ella la saca de las
cajas de los hospitales. Hé aquí la circular de la señora de
Flores, presidenta de la Comisión :
— G9
Sociedad de Beneficencia pública'.
Montevideo, Junio de 1865.
Recurrir anualmente á la caridad de la población para
sosten de los expósitos y huérfanos, y de los que propor-
cionan educación gratuita á los niños pobres, y limitarse á
dar buena inversión á esos recursos eventuales, tiene que
ser por algún tiempo la misión de la Sociedad de Benefi-
cencia de las Señoras.
Sin rentas fijas de ningún género y con necesidas cre-
cientes cada dia en razón directa del aumento de pobla-
ción, la Sociedad que ha empleado yá algunos miles de
pesos en la adquisición del terreno destinado á un Asilo de
Huérfanos y Expósitos, tiene necesidad para continuar sus
trabajos, de recurrir de nuevo á las almas piadosas, soli-
citando el concurso universal en donativos de objetos de
labor y de arte para el bazar que debe abrirse en octubre
próximo.
La manera generosa y digna con que se ha concurrido
otras veces á depositar las ofrendas de caridad en los ba-
zares anteriores, hace esperar esta vez también á la Socie-
dad de Beneficencia que será atendida su súplica en favor
de los tiernos y desvalidos seres- á quienes ampara y pro-
teje.
Sin poder dirijir su invitación individual á todos, hace
un llamamiento general á la población estrangera y nacio-
nal, á fin de que se consiga el objeto deseado.
Los donativos se recibirán hasta el 1 5 de Setiembre en
las casas calle del Cerro, n° 31, é Ituzaingó, 181.
María G. de Flores— Directora .
Rosalía A. de Ferreira — Secretaria.
Este reglamento dá los detalles de la administración de
los expósitos.
— 70
REGLAMENTO DE LA CASA DE EXPOSITOS EN MONTEVIDEO
I‘Ol- D. JTCJA.NÍ UAMO.\ GOMEZ,
ACTUAL MINISTRO DE HACIENDA,
ADMINISTRACION DE LA CASA.
Art. I o . La Sociedad de Beneficencia encarga la admi-
nistración de la Casa de Expósitos á tres señoras de su
seno, que ella designará inmediatamente después de su
elección, cuyas señoras investirán el título de Comisión de
Expósitos y desempeñarán su cometido hasta la renovación
de la Sociedad.
Art. 2 o . A dicha Comisión corresponde percibir y dis-
tribuir los fondos que á la Casa de Expósitos pertenecen,
dando mensualmente cuenta justificada á la Sociedad, de
su inversión.
Art. 3 o . Pertenece también á la Comisión el arreglo
interno de la Casa de Expósitos, é inspeccionar la conducta
de todos sus empleados ; metodizar el gobierno del esta-
blecimiento; reunirse cuando lo exija la necesidad, y de-
liberar sobre cualquier asunto de importancia, proponien-
do á la Sociedad las mejoras que se pueden introducir.
Art. 4 o Procurarán inspeccionar también, yá por*sí
mismas, ó yá por medio de otras personas, la conducta de
las amas externas y el tratamiento que dán á los niños,
presentándose al efecto de cuando en cuando en los domi-
cilios de ellas.
Art. 5 o . El archivo y la contabilidad de esta casa,
estarán al cargo del agente de la Sociedad de Beneficencia.
DEBERES DE LAS SÓCIAS.
Art. 6 '*. Asistirán á la cuna las que estén de semana,
siempre que la ayudanta le avise que su presencia es ne-
cesaria para bautizar los niños, recojiendo de la encar-
71
gada del torno las señales y papeles con que hayan entrado;
debiendo hacer anotar en la oficina correspondiente, la
fecha, color, edad y sexo del nuevo expósito, como tam-
bién cualquier señal que se le note en el cuerpo y pudiera
servir en todo tiempo para constatar su identidad.
EMPLEADAS.
Art. 7 o . Habrá en la Casa de Expósitos, una ecónoma.
Las asistentas que la Comisien juzgue necesarias. Un co-
cinero y un portero.
Art. 8 o . Los sueldos de estas empleadas será con ar-
reglo á lo que la Sociedad disponga.
DE LA ECÓNOMA.
Art. 9 o . La ecónoma de la Casa de los Expósitos será
nombrada por la Sociedad de Beneficencia á propuesta de
la Comisión de expósitos.
Art. 10. Pertenece ala ecónoma el gobierno interno,
económico y administrativo de la Casa de Expósitos bajo
la dirección de la Comisión. Las demás empleadas la re-
conocerán por su superiora y cumplirán sus determinacio-
nes; ella dará parte á las señoras de la Comisión á fin de
que tomen providencia, siempre que las que le son su-
bordinadas faltasen á sus deberes.
Art. 1 1 . Hará que todas las empleadas en el servicio
de la Casa se porten con regular conducta y exactitud en
el cumplimiento de sus obligaciones; — obligándolas á
que estén siempre ocupadas, y si algún tiempo les sobra-
se, lo hará emplear en la costura : — sobre todo, se reco-
mienda á la ecónoma con especialidad, que las sirvientas
no hagan uso jamás para con los niños de palabras ó mo-
dales groseros. No es permitido entretenerse en las ven-
tanas, aunque sea con el pretesto de divertir las criaturas.
Art. 12. Será exacta en solicitar délas señoras de la Co-
misión todo cuanto pueda hacer falta en la Casa, con la de-
— 72 —
bida anticipación para que nunca se carezca de lo necesario.
Art. 13. Guardará en su poder las llaves de la despen-
sa y de los armarios de las ropas; asistirá personalmente á
la distribución diaria de la comida, haciendo que haya la
mayor economía, sin que por eso falte lo necesario.
Art. 14. Hará que la Gasa se conserve siempre en el
mayor aseo; que se mantengan con limpieza todos los mue-
bles del establecimiento, y con especialidad las camitas de
los niños. La ecónoma cuidará que las criaturas sean ba-
ñadas oportunamente, que se conserven siempre limpias,
que sus ropas jamás estén húmedas lo mismo que las ca-
mas, haciendo que se saquen al sol con frecuencia.
Art. 15. Yigilará que los alimentos de los niños sean
sanos y bien preparados, consultando cuaudo haya duda al
facultativo de la Casa.
Art. 16. Si ocurriese aparecer en la Casa alguna perso-
na ó criatura con enfermedad contajiosa, inmediatamente
la pondrá en la enfermería destinada para eso, y dará par-
te á las Señoras de la Comisión y al facultativo.
Art. 17. Hará la Ecónoma que la puerta de la calle
permanezca cerrada desde las oraciones hasta salir el sol.
ASISTENTAS.
Art. 18. Estas empleadas serán nombradas por la Co-
misión y desempeñarán toda clase de servicio que se les
ordene por la Ecónoma.
Art. 19. Obedecerán á la Ecónoma y no saldrán del
Establecimiento sin especial permiso de ella.
Art. 20. Habrá un especial cuidado en la elección de
estas asistentas, debiendo ser examinadas por el facultati-
vo de la Casa antes de ser admitidas.
EMPLEADAS DE LA CUNA.
Art. 21 . Habrá una encargada del torno, cuyas obliga -
dones son tener su cama al lado del torno, recibir el niño
asi que lo echen y prodigarle los cuidados correspondien-
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tes á su estado y tenerlo hasta que sea entregado al ama,
recoger todas las señales que traiga el niño, para entregar-
lo á la socia que esté de semana y emplear su demas tiem-
po en lo que determine la comisión.
Art. 22. Habrá una ayudanta de cuna cuyas obliga-
ciones serán ir todas las mañanas á la cuna, informarse de
lo ocurrido y si ha entrado niño dar parte á la comisión y
á las señoras sociasque estén de semana, buscar el ama y
no separarse de allí j hasta que éste no le sea entregado?
tomarle el nombre y el paraje donde vive; después de bau-
tizar el niño, acompañará á la socia basta la oficina para
poner el asiento correspondiente: — Presentarse diaria-
mente á recibir órdenes de la señora Directora.
Art. 23. Yisitará la ayudanta en su domicilio á las
amas, observando el estado en que tienen á los niños y
dando cuenta á la comisión de cualquier incidente que
haya.
AMAS EXTERNAS.
Art. 24, Toda ama que se presente á pedir algún niño,
deberá declarar la fecha de la muerte del hijo, á quien
corresponde, la leche que quiere suministrar, ó la edad
que tiene el niño, si está vivo, para ver si puede despe-
charse, siendo esta circunstancia indispensable para con-
fiarles la crianza de la criatura y prévio reconocimiento
del facultativo.
Art. 25. Guando se entregue un niño, se entregará
también á la ama la ropa siguiente:
Una docena de pañales.
Cuatro batas.
Seis mantillas.
Seis camisas.
Cuatro gorras.
Dos pares botines de algodón ó lana.
Dos fajas.
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Art. 26. Al terminar los seis meses, se le hará igual
entrega de ropa correspondiente á la edad del niño.
Art. 27. No se abonará el sueldo á ninguna ama, sin
que presente el niño el día del pagamento mensual en que
concurrirán las señoras de la comisión, agente y facultativo.
Art. 28. El ama que despeche el niño sin permiso de
la comisión y fuere sorprendida en algún fraude con res-
pecto á su encargo, perderá lo que se le adeude; y en caso
de ser de consideración, será remitida al juzgado ordinario.
Art. 29. Los despechos se harán precisamente al cum-
plimiento del año, aunque el médico se oponga por no con-
siderarlo oportuno.
Art. 30. La mujer que cometiese el delito de arrojar
un hijo al torno para conchavarse en la misma casa, será
remitida al juez competente.
Art. 31. Toda ama perteneciente á la cuna no podrá
ausentarse á la distancia de dos leguas, sin permiso de la
comisión.
Art. 32. Encaso de fallecer algún niño, no se podrá
sepultar sin avisar á la casa para que inmediatamente re-
conozca el médico si ha sido de muerte natural.
Art. 33. Las personas á cuyo cargo estuviesen los ni-
ños de la cuna, darán parte á la Ecónoma de cualquiera
novedad de consideración que ocurra.
Art. 34. Siempre que se enferme un niño, tiene obli-
gación el ama de dar parte al médico de la casa, no pu-
diendo alegar ignorar la habitación de este, pues al en-
tregarles el niño se les hará saber su domicilio.
DEL COCINERO.
Art. 35. Hará las veces de portero y de peón y cum-
plirá cuanto le imponga la Ecónoma.
DEVOLUCION DE EXPÓSITOS.
Art. 37. Hasta los tres años contados desde el dia en
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que una criatura entra á la Casa de Expósitos, podrán sus
padres pedir á la Sociedad su devolución, con los requi-
sitos y condiciones que en los artículos siguientes se con-
tienen, pero pasado aquel plazo, la devolución será ne-
gada absolutamente y en todos casos por la Sociedad, la cual
podrá desde entonces disponer libremente de la criatura.
Art. 38. Toda vez que se solicite la devolución de un
niño por sus padres, la Comisión lo hará presente á la So-
ciedad, la cual después de oir el informe de ésta, otorgará
ó negará la devolución. Su resolución, sea cual sea, no
admitirá reclamo por el momento, y si ella fuese negativa,
podrá repetirse cuando no existan los motivos que tuvo
la Sociedad para resolver negativamente, siempre dentro
de los tres años.
Art. 39. Si la resolución fuese otorgando la devolu-
ción, la Sociedad acto continuo hará prudentemente la de-
signación según las personas y las circuustancias del caso,
de la cantidad de dinero, con que el padre ó madre soli-
citante, deba contribuir, en recompensa por el gran ser-
vicio que se le ha hecho. No se admitará reclamo contra
dicha designación. Al mismo tiempo la sociedad acordará
la forma ó plazo para la entrega de la cantidad designada.
Art. 40. Esta cantidad y la del artículo siguiente ser-
virá para formar en la caja de depósitos un fondo con el
cual se procurará después un oficio para los varones, ó una
dote para las mujeres.
Art. 41. Además de dicha cantidad, el padre ó madre
solicitante, abonará el importe de los gastos que la crianza
de la criatura haya ocasionado. El mencionado importe
será fijado por la Comisión, arreglándolo en lo posible á
las constancias ó libros de la casa, y esta fijación también
será irreclamable.
Art. 42. Para verificarse la devolución de la criatura
que haya sido otorgada por la Sociedad, se procederá
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después que esté cumplido lo dispuesto eu los artículos 40
y 41, á exigir del solicitante que presente la contraseña
que la criatura haya llevado á la Casa de Expósitos; y en
el caso de no haber llevado, se averiguará la legitimidad
de la reclamación, se confrontará con la relación tomada
en el libro de filiaciones, exigiendo, si la Sociedad lo or-
dena, un fiador que se obligue á responder á cualquier
reclamo que pueda haber en lo sucesivo.
Art. 43. A las personas que soliciten niños huérfanos,
podrá la Comisión entregarlos, presentando un certificado
de persona competente á su satisfacción, de buena conducta
y medios de cumplir las obligaciones siguientes : enseñar-
les la doctrina cristiana, a leer, escribir y contar y un oficio
ó profesión para que puedan con el tiempo ser útiles al
país y sí mismos ; á no sacarlos á paises estrangeros sin
conocimiento de la señora directora; y á dar noticia de la
existencia y estado de los niños, siempre que la Sociedad
lo exija.
Art. 44. Las visitas para las empleadas de la casa ten-
drán lugar en donde designare la Ecónoma solamente
los jueves y dias de fiesta de cada semana, desde las doce
del dia hasta ponerse el sol.
Art. 45. Podrá cualquiera persona, ya sea. residente
en el pais ó viajero, visitar la Casa de Expósitos desde las
once de la mañana hasta las cinco de la tarde y prévia li-
cencia de las sócias de la Beneficencia.
Art. 46. No comerá ni permitirá en la casa persona al-
guna estraña á ella.
Art. 47. Todas las noches se rezará el rosario á la hora
que se juzgue conveniente, é irán á misa los dias de fiesta.
Art. 48. No se admitirán niños ocultos para ser cria-
dos en la casa por cuenta de sus padres ó interesados ;
pero queda autorizada la Sociedad para admitirlos, según
la prudencia en casos especiales, y mediante contrato
escrito .
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DEL FACULTATIVO.
Art. 49. Pertenece al facultativo no solo lo relativo á
la curación de los expósitos enfermos, sino también la di-
rección de su tratamiento ordinario en el estado de su salud.
Art. 50. Llevará un libro donde escribirá los nom-
bres de los niños enfermos, con designación de sus mo-
lestias y de la que fué causa de su muerte : debiendo á
mas esplicar todo 4o que erea conveniente y que pueda
servir para la estadística higiénica de las enfermedades
dominantes en la casa de expósitos.
Art. 51. Vacunará á los expósitos criándolos encuen-
tre en disposición de recibir la vacuna. .
Art. 52. Atenderá á los expósitos estemos cuando fuere
llamado, y tendrá á su cargo el botiquín de la casa, ha-
ciendo los reconocimientos mencionados en los artículos
19 y 32.
Art. 53. Visitará diariamente y á mas asistirá á la casa
el dia del pagamento para examinar el estado de salud en
que se encuentren las amas.
DISPOSICIONES GENERALES.
Art. 54. La Sociedad de Beneficencia visitará una vez
al mes el establecimiento el dia que designare la Directora,
dando cuenta á la Comisión de lo ocurrido durante el mes.
Art. 55. Las sócias de la Beneficencia tendrán entrada
en la casa todos los dias y á cualquiera hora que estimen
conveniente.
Art. 56. La Sociedad queda autorizada para proveer y
determinar lo que mejor estime á cerca de objetos de de-
talle, como- á cerca de puntos ó casos de menor importan-
cia, que no se hallen previstos en el presente reglamento.
Lo queda igualmente para proponer á la Junta E. Admi-
nistrativa cualquiera reforma, adición ó supresión en él,
que la experiencia aconsejase.
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Art. 57. Siendo referentes al público en general, ó
alguna parte de él varias de las disposiciones de este re-
glamento y siendo además indispensable que las personas
que quieran entrar de amas conozcan de antemano las
obligaciones que contraen, la Sociedad procurará por todos
los medios á su alcance dar la mayor publicidad á lo que
corresponda á esta.
Art. 58. La Comisión pasará á la Sociedad de Bene-
ficencia para que ésta lo eleve á la Junta E. Administra-
tiva á principio de cada año, un informe detallado sobre
el establecimiento, sus necesidades, movimiento ocurrido
durante el año anterior, ingresos estraordinarios que la
casa haya tenido, importe á que hayan ascendido los suel-
dos y gastos de ella, ocurrencias especiales que hayan
habido, y en fin, cuanto juzgue conveniente observar.
Hemos terminado nuestro trabajo, y tenemos la convic-
ción que contiene algunas mejoras necesarias y unas pre-
cauciones y conocimientos higiénicos al alcance de las
madres de familia. Deseamos que el público considere
esta obra como una tentativa hecha para mejorar la con-
dición física de la infancia por la práctica de las prescrip-
ciones mas útiles de la higiene. Este opúsculo que se
entrega hoy al público, si es acojido con algún favor,
podrá recibir mas tarde otros desenvolvimientos ; la cien-
cia que hemos esplotado es bastante vasta para que haya
todavía en ella abundantes observaciones que recoger.
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